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Polonia Polonia · Suena Wagner y tengo ganas de invadir
Voto de Normelvis Bates:
6
Drama. Cine negro. Intriga Queriendo ayudar a su sobrina, Nell Forbes (Marilyn Monroe), su tío Eddie la ofrece como niñera de ocasión a una pareja del hotel donde él trabaja, para que cuide de su hija mientras ellos van a la fiesta a la que han sido invitados. Pero, cuando Nell comience a flirtear con Jed (Richard Widmark), el rechazado pretendiente de la cantante del hotel, irreprimibles impulsos de su fuero interior van a querer salir a flote... y la niña va a ... [+]
12 de noviembre de 2009
18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dudo mucho que haya entre los presentes nadie que recuerde con especial cariño o admiración la mediocre teleserie ochentera “Hotel”, en la que dos olvidadas estrellas televisivas de esa década, Connie Sellecca y James Brolin, gestionaban un hotel en el que iban cruzándose las historias de los clientes que en él se hospedaban.

Lo que encontramos en esta película es algo parecido a un capítulo piloto de esa serie: personajes a cual más plano y estereotipado (la cantante atribulada, la simpática fotógrafa, el barman parlanchín y comprensivo, el amable ascensorista, la gruñona clienta de toda la vida...), que deambulan sin rumbo fijo por el hotel y mantienen entre ellos conversaciones insípidas y convencionales y carentes de toda tensión dramática, mientras tratan de demostrarle al arisco y cortante ex-novio de la cantante (Richard Widmark, ¿quién, si no?) que la vida puede ser maravillosa cuando se es más amable con la gente. Widmark, muy sensatamente, se pasa buena parte de la peli sin prestarle atención a nadie, sobre todo cuando hace acto de aparición una niñera con la cara y las piernas de Marilyn Monroe y decide concentrar toda su amabilidad en ella, sin sospechar que está totalmente pirada. Sin embargo, se han puesto todos tan plastas con lo de su falta de cordialidad que cuando a la canguro majareta se le va la olla se ve obligado a actuar, más que nada, intuyo, para que le dejen en paz de una puñetera vez.

No acabo de entender que, como reza la carátula de la peli, Marilyn se sintiera especialmente orgullosa de ella. Tal vez fuera por su inquietante parecido con el personaje que interpretaba, una desequilibrada coleccionista de despechos amorosos y hojas de afeitar. “Niebla en el alma” es, por lo demás, un discreto melodrama, dirigido de modo fláccido e impersonal, arrítmico y bastante previsible. Como siempre se agradece ver los rostros de Widmark, Monroe, Anne Bancroft o los de secundarios a los que tengo mucho cariño, como Elisha Cook, jr., la cosa tampoco se hace desagradable del todo, sobre todo si tenemos en cuenta que dura menos de una hora y cuarto y que un par de canciones aderezan la función y nos ahorran, de paso, algún que otro diálogo, pero qué queréis que os diga, sigo prefiriendo a Widmark riendo como una hiena y echando espumarajos por la boca antes que como aplicado alumno de este más bien bobo cursillo acelerado de habilidades sociales. Qué le vamos a hacer si soy así de bruto.
Normelvis Bates
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