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Voto de infausta:
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Drama
Berlín, siglo XIX, Romanticismo. El joven poeta trágico Heinrich aspira a vencer el carácter ineluctable de la muerte gracias al amor. Por esta razón intenta convencer a su prima Marie de que si se suicidan juntos conseguirán eludir el destino. El escepticismo y la falta de sensibilidad de Marie deprime a Heinrich. Sin embargo, Henriette, una joven casada, cuando se entera de que padece una enfermedad incurable, se muestra dispuesta a ... [+]
12 de abril de 2015
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta historia sucede en Berlín, en torno al año mil ochocientos. El acontecimiento motor se inspira en un poeta de la época que, atormentado por el spleen, estaba obsesionado con la idea de la muerte y de convencer a otras personas para que mueran con él.
La película empieza con un plano enorme de las flores amarillas y la protagonista detrás. Las flores están en distintos momentos del metraje, cada vez que Enriqueta arregla los jarrones, y en las canciones que amenizan las veladas. La letra principal trata de unas violetas enamoradas de una granjera, que al final terminan pisoteadas por ella y se marchitan, pero que aún así prefieren esta muerte, al ser una muerte ocasionada por la amada.
De esta obsesión por la primavera muerta me venía a la mente T.S Eliot en todo momento. "Abril es el mes más cruel", el mes de las mariposas y las flores... ya lo decía el nóbel inglés en "La Tierra Baldía". Todo lo bello, todo lo hermoso que florece, tiene esa dimensión siniestra porque está abocado a la muerte. Gran desolación. "Ciudad Irreal" de muertos en vida. Como los dos protagonistas de esta historia, que se encuentran para intentar consumar esa muerte, pero que ya están muertos.
"Los libros de la muerte que están muertos" que diría un poeta surrealista. Esta película no escapa de reflexiones surrealistas en torno a la vida (qué es la realidad, el tópico vida/teatro, estar siendo parte de un juego de otro que mueve los hilos, el no poder despertar, la vida como sueño, el estar hipnotizado en la propia realidad, etc). Entre el existencialismo que se entiende por la inutilidad de los personajes, la enfermedad del siglo como malestar de algo superior, apatía, hastío, etc... y sus decorados preciosistas de nobleza decimonónica, podemos apreciar el contraste principal de estas flores que son condenadas a la muerte terrenal tras una muerte en vida.
La protagonista vive en un mundo hostil. Sus relaciones interpersonales con sus seres más cercanos son una pantomima. Vive en un teatro de cartón. Conocer a un alma afín le da la apertura necesaria para poder darse cuenta del histrionismo aristocrático que vela por las apariencias.
No cuento ahora datos concretos de la trama, ni siquiera en el spoiler, sólo me limitaré a señalar que aparte de estas reflexiones que a mi me parecieron el fondo, otros podrían quedarse con el aspecto socio-político, el tema de la medicina, sangrías, ventosas, supersticiones de miasmas y demás... Y sobre todo, del peligro para todos los pacientes depresivos de la época, al no ser ésta una enfermedad conocida, al igual que el resto de enfermedades psicológicas. La soledad y la depresión son males estrella del siglo XX, pero no quiere decir que nuestros antepasados no la vivieran...
La película empieza con un plano enorme de las flores amarillas y la protagonista detrás. Las flores están en distintos momentos del metraje, cada vez que Enriqueta arregla los jarrones, y en las canciones que amenizan las veladas. La letra principal trata de unas violetas enamoradas de una granjera, que al final terminan pisoteadas por ella y se marchitan, pero que aún así prefieren esta muerte, al ser una muerte ocasionada por la amada.
De esta obsesión por la primavera muerta me venía a la mente T.S Eliot en todo momento. "Abril es el mes más cruel", el mes de las mariposas y las flores... ya lo decía el nóbel inglés en "La Tierra Baldía". Todo lo bello, todo lo hermoso que florece, tiene esa dimensión siniestra porque está abocado a la muerte. Gran desolación. "Ciudad Irreal" de muertos en vida. Como los dos protagonistas de esta historia, que se encuentran para intentar consumar esa muerte, pero que ya están muertos.
"Los libros de la muerte que están muertos" que diría un poeta surrealista. Esta película no escapa de reflexiones surrealistas en torno a la vida (qué es la realidad, el tópico vida/teatro, estar siendo parte de un juego de otro que mueve los hilos, el no poder despertar, la vida como sueño, el estar hipnotizado en la propia realidad, etc). Entre el existencialismo que se entiende por la inutilidad de los personajes, la enfermedad del siglo como malestar de algo superior, apatía, hastío, etc... y sus decorados preciosistas de nobleza decimonónica, podemos apreciar el contraste principal de estas flores que son condenadas a la muerte terrenal tras una muerte en vida.
La protagonista vive en un mundo hostil. Sus relaciones interpersonales con sus seres más cercanos son una pantomima. Vive en un teatro de cartón. Conocer a un alma afín le da la apertura necesaria para poder darse cuenta del histrionismo aristocrático que vela por las apariencias.
No cuento ahora datos concretos de la trama, ni siquiera en el spoiler, sólo me limitaré a señalar que aparte de estas reflexiones que a mi me parecieron el fondo, otros podrían quedarse con el aspecto socio-político, el tema de la medicina, sangrías, ventosas, supersticiones de miasmas y demás... Y sobre todo, del peligro para todos los pacientes depresivos de la época, al no ser ésta una enfermedad conocida, al igual que el resto de enfermedades psicológicas. La soledad y la depresión son males estrella del siglo XX, pero no quiere decir que nuestros antepasados no la vivieran...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Hacia el final, el marido de la protagonista dice "Entonces era por amor". El amor diferente al amor en vida. "Elegir morir con alguien antes que pasar la vida junto a otro" es un amor de compenetración, no es un estar enamorado en el sentido de ilusión, como lo está el poeta de su prima, sino un amor cómplice, un amor hermano que trasciende la vida para hallarse en la muerte. De hecho, no hay erotismo en la pareja mortal, tan solo (o ante todo) una unión casi mágica, que los hace ser aún más outsiders en medio de esa sociedad. El pacto que se resumiría como amor, porque no encontramos un concepto diferente para este tipo de unión, hace que al marido por cuya intervención la protagonista Enriqueta era abnegada y dócil, nuble la mirada... O por lo menos yo interpreté así ese desenfoque.