Esta cinta es un plagio indisimulado de "Arma letal" aderezado con poco de la magistral "The silence of the lambs", solo que mucho más pretenciosa e incoherente en sus variantes argumentales. Un joven policía de raza blanca tiene que trabajar a regañadientes con un policía más veterano de raza negra para resolver unos crímenes, claro que con el transcurso de los acontecimientos acabarán haciéndose buenos amigos. ¿Os suena? Claro, es el típico argumento de las Buddy Movies que tanto estuvieron de moda entre finales de los ochenta y principios de los noventa, sólo que aquellas tenían la decencia de no tratar de darnos lecciones morales y contaban con un argumento mejor armado. Las interpretaciones tampoco son gran cosa, con un Brad Pitt reafirmándose en su condición de pésimo actor/guapo oficial y un Morgan Freeman encasillado en los papeles de anciano sabelotodo. El único que se salva es Kevin Spacey, pero para nuestra desgracia solo aparece en los 10 minutos finales. El argumento es sumamente inverosímil, al asesino le sale todo bien y parece tener el don de la ubicuidad, es capaz de matar a quien le de la gana y adelantarse a los policías sin que se nos de explicación alguna, y encima pretende dar lecciones de filosofía barata sobre la naturaleza del ser humano, bochornoso. Lo único destacable es el atrevimiento de la escena final, es que no tiene nada más. Sobrevaloradísima.