La última de Allen es una película bonita relativamente, brillante en ocasiones, de colorines y mortalmente vacía.
Allen se ha convertido en ese elán que tenemos cuando amamos locamente a una mujer que no nos ama y estamos esperando su enésimo mensaje a ver si…. E invariablemente nos decepciona el contenido, aun sabiendo de antemano que el mayor ejercicio de amor iba a ser pedirnos que nos cuidáramos…. No escarmentamos. Los modernos no escarmientan de Allen. Por mucho que hagan los numantinos esfuerzos de Boyero et all…
No hay en cine mayor vacío que la repetición, como en otros aspectos de la vida. Hay a quien le gusta. No quieren más. Les vale con lo entrañable. Entrañablemente aburrida a pesar de su belleza formal. El papelito del hotel. Las dos américas en sus dos ciudades de referencia cinéfila. Sabes que podría haber sido una buena experiencia, pero Allen empieza a demostrar que hay como un fatum de que no va a volver. De que no vas a ver una de aquellas ingeniosas cintas suyas. Es algo que sabes, que tienes claro. Como sabes que no vas a ir este otoño al Hayedo de Montejo. Y no quiero hacer una negación total. La nostalgia bien iluminada acaba por dar resultado.
En las películas de Allen si quieres puedes encontrar algo. Pasa lo que con Maca. Si buscas y buscas, encuentras. Retazos de luminosidad, fogonazos como el papelito en un hotel, oscuros como esa mirada cuando ve a su amor en la mesa del restaurante riendo con esa sonrisa hermosa bajo el cabello oscuro, con su marido y hermanos y cuñada al lado. Formalmente entrañable. Peor no la puedo considerar. Y he admirado a Allen. Duele como esos amaneceres que… Ahora bien, reconozco que la dirección de actores. La fotografía y los planos y exteriores son en muchos momentos irreprochables. Pero….
Claro también sabemos que Amazon se ha gastado una pasta en comprar una cierta pátina de prestigio financiando a Allen.
Pero es que empieza a cansar esa música de falso jazz tedioso y rutilante. Esos chistecitos de judíos que igual les pasa a los gentiles. Las revisiones tiernas de los matones. Y lo que empieza a ser una sucesión de tópicos a la Woody para reconocimiento de incondicionales. Y no quiero ser negativo. Me pareció advertir una treta estética elogiablemente buena, esa fotografía como si la hubieran pintado entre Hockney y Harper en algunos momentos del film.
Mi madre me inyectó de dignidad. No me rindo. No puedo aprobarla siquiera. Por mucho que a la intelectualidad moderna intenten salvar al cineasta neoyorkino. Empieza a ser un Titanic irremisible. Hay tres grados de aburrición. 1. Aburrir a las ovejas. 2. Aburrir a las ovejas de madera. 3. Aburrir a las ovejas de madera muertas. Allen se encamina peligrosamente al grado dos y como le sigan riendo las gracias o engañándole de elogios. Veremos a donde nos lleva.
Y ya se sabe que la aburrición es el peor enemigo del amor…. Y del arte.
Lo peor dejarse engañar por Woody en esta especie de Scott Fidgerald de Ikea pero remozando los muebles.
Lo mejor Christen Stewar si la dejan (“si nos dejan nos vamos a vivir a un mundo nuevo”), puede ser una de las mejores actrices de la historia. Si no le pasan factura las Congregaciones por su propensión a los bollos dulces. Y la Blake Liveli, espectacular de rubia tontarra. Otro futuro innegable. Y por supuesto Storaro, es jugar con ventaja.
A los que quieran a Woody os va a pasar como a mí con Kubrick, me pasé un montón de tiempo defendiéndolo de sus incondicionales.
Y yo SÍ quiero ir al Hayedo de Montejo Si quisiera llevarme……