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Voto de Nick Churris:
8
Comedia. Drama En Roma, durante el verano, nobles decadentes, arribistas, políticos, criminales de altos vuelos, periodistas, actores, prelados, artistas e intelectuales tejen una trama de relaciones inconsistentes que se desarrollan en fastuosos palacios y villas. El centro de todas las reuniones es Jep Gambardella (Toni Servillo), un escritor de 65 años que escribió un solo libro y practica el periodismo. Dominado por la indolencia y el hastío, ... [+]
11 de marzo de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película bella en todas sus dimensiones. Se le ha comparado con Fellini. No es felliniana, lo niego rotundamente, si acaso el personaje de Gep Gambardella pudiera recordar a Marcello, pero no. Si acaso el Maestro Bertolucci. Si tiene alguna simetría es con Malick y para mi solo por la utilización de la cámara y que le ha robado algunas hermosas piezas musicales de Gorecki y Preisner, y además el sentido de la existencia en El Árbol de la Vida era más espiritual y aquí, aun siendo Sorrentino “diagnóstico”, es más religioso y aún más diría; católico donde aquel pudiera ser entre luterano y zen.
Pero nace y se desarrolla en el mundo del por mi detestado fascista y por mi admiradísimo novelista Louis Ferdinand Celine y su monumental Viaje al final de la noche: “Viajar es muy útil, hace trabajar la imaginación. El resto no son sino decepciones y fatigas. Nuestro viaje es por entero imaginario. A eso debe su fuerza. Va de la vida a la muerte. Hombres, animales, ciudades y cosas, todo es imaginado. Es una novela, una simple historia ficticia”.
El viaje de la novela, el viaje de la vida, el viaje de la muerte. Todo es ficción. ¿Todo es truco? Gep es como mucho un hombre en la sesentena que en vez de escribir que era su destino se ha dedicado a vivir. Renuncia al Parnaso y se dedica a las Bellas Artes; follar y otras actividades relacionadas con el goce, (¿a que me suena?). Y como los artistas ocultos y mundanos se entrega a la belleza como lenitivo,
En sus mejores acepciones; La escritura, la vida y la muerte. Y la palabra el hilo conductor de la hermosura. A menudo se escucha la palabra coltello (cuchillo en italiano). Como metáfora de los cortes o de los besos como cuchillos que evocábamos en Malick. Mirar la vida con los ojos muy abiertos. El recorrido por las mansiones principescas con estatuas, pinturas, amaneceres, arte, arte…. Esa mujer a la que miran los cuadros. La belleza. La gran belleza.
Cinematográficamente es gratificante, hermosa con una fotografía y una dramaturgia que por mucho que incida en cierto barroquismo nunca acaba de cansar. Un guión que de bello se queda en pequeño. Un disfrute del cine. Como en Malick no hay sermones. Nos enseña la belleza y como se mira. A veces brutal a veces delicada. Como esa vida que llevamos a ratos lírica a ratos cutre, siempre vivible. Y la belleza se hace cine incluso en las revoluciones de la trama. A veces preciosamente sutil y lenta. Como de una placidez gaseosa. A veces convulsa y rápida. Pura literatura. La época en que se desarrolla. La Roma como ciudad, solo un decorado. El frenesí y la calma, admirablemente puesto en imágenes. Extensión y contracción al servicio de la trama, del truco. El descubrimiento de una a especie de acordeón dramático.
Los personajes están bastante logrados. Si la belleza de la cinta se incardina en niños, vida, muerte, mujer, teatro, hijo proustianamente suicida… ancianos, Cardenal exorcista, Santa pobre (trasunto de teresa de Calcuta) etc. (no quiero hacer un spoiler camuflado). La elección de los actores es bastante acertada. Sobre todo en el hilo conductor de los sentimientos del protagonista que el Director hace recaer en, como no podía ser de otra manera en este seductor literato, en las mujeres.
El primer amor objeto de su única novela. Los amores de tiempo presente. Los consumados y los figurados. La editora imposible.las dos maduras. La rubia fría delicada, rica y con la que no puede perder el tiempo. La también rubia (peli teñida) y guapísima de siempre Fanny Ardan haciendo de sí misma y el encuentro. La morenaza excesiva hermosa y deseable hasta la ordinariez, con ese vestido de puta cara con el que la lleva a la fiesta. Voluptuosa para que los demás la deseen (espectacular Sabrina Ferilli). La distante Princesa caobita, punto culminante de la verdad. Esas miradas y ese temblor no consumado. La Sal de la vida. La Guapeza. La mujer que siempre quisiéramos pegada a nuestra boca. Las mujeres de su deseo ven como cuando Gep mira el techo de su habitación desde la cama de sus roces, indefectiblemente ve el mar como alegoría. Preciosa la escena con la Morena pre desaparecida y le indica el techo….(¿
) La santa esa teresa de Calcuta que da una lección de humanidad al vaticano y que encima concita el lirismo de la belleza convocando flamencos en la terraza del escritor… Y que cumple su promesa. Puro lirismo. Y los demás personajes. No sobra ninguno a pesar del abigarramiento.
En definitiva un relato en imágenes sobre cómo ve la belleza un hombre. Ni más ni menos. Como reflexiona entre vivencias su condición de escritor o vividor, que más da, Si el arte es una refinada forma de onanismo. Solo cuando hemos dejado la obra la evocamos y toma sentido. Solo cuando perdemos el amor o el amor nos pierde. O directamente huye de nuestro corazón, como ese Tiber, ¿hacia donde va? ¿Cómo la vida?
Cine, Cine. Volvemos. Todo es truco. Puro truco… Se acaba la película y entre los títulos de crédito vuelve Celine, vuele la música y empezamos a recordar. Y entre todo, recuerdo: “La felicidad solo es saludable para el cuerpo, Pero es el dolor el que desarrolla las fuerzas del espíritu”. El dolor del silencio, moja el alma para siempre.
Nick Churris
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