Cuando supe que Star Wars seguiría de la mano de Disney, no podía estar más contento, las aventuras que ocurrieron hace mucho tiempo en aquella galaxia muy lejana se seguirían contando al público. Con la compra de Lucasfilm llegó el anuncio del esperado y ansiado episodio VII y, ¿cómo no?, de la tan comentada serie que tomaría lugar entre el final de las "precuelas" y la película original. La serie fue muy criticada, aún más por suponer la cancelación de 'The Clone Wars', que ganó adeptos donde no los tenía a la misma velocidad a la que 'Rebels' ganaba detractores (debe haber una explicación psicológica para justificar ese extraño fenómeno que hace que seamos reacios con lo nuevo). Por mi parte, yo esperé a ver la película (que son varios capítulos juntos) y un par de episodios para emitir mi juicio, y aquí está: la serie no me gusta, ¡me encanta! (ojo, no me paga Disney, que más quisiera yo).
La serie se aleja de la épica y las tramas enredadas en conspiraciones de 'The Clone Wars' para seguir un esquema que bien recuerda (y mucho) a 'El Equipo A'. ¿Os acordáis del Equipo A? El planteamiento básico ya es muy similar; una serie de "bichos raros", renegados del sistema y con poco que perder, se unen para formar un equipo y hacer misiones a su peculiar estilo. Pues eso es básicamente el germen de la rebelión; un grupo de seis marginales que tienen en común que han perdido a sus familias, raices, etc, por culpa del Imperio, se unen para luchar contra éste y poner todo su talento en armonía. Al igual que en el Equipo A, aquí vemos que cada uno explota su particular habilidad para que el conjunto del grupo tenga éxito: tenemos al Jedi fugado (Kanan), al ladronzuelo reciclado en Padawan (Ezra), la piloto temeraria (Hera), una Mandaloriana adolescente con el mismo talento para la pintura que para hacer volar cosas (Sabine) y al fortachón con malas pulgas pero con carisma que no puede faltar en ningún grupo (M.A. Barra... perdón, Zeb).
Por supuesto, los arcos argumentales de tres y cuatro episodios de 'The Clone Wars' desaparecen para dar lugar a una serie de capítulos autoconclusivos que tienen como pequeño hilo conductor el adiestramiento de Ezra en la Fuerza. Todo esto con un sistema de villanos a lo muñeca de "Matrioska", en la que primero aparece el más inofensivo (el Agente Kallus), luego el menos inofensivo (el Inquisidor) y finalmente estaría el mismísimo Darth Vader que giraría en torno a la serie a modo de cameo.
Toda la serie está centrada en el grupo, lo que permite que se les vaya conociendo, que se vayan mostrando poco a poco y que las tramas no se vean forzadas por el escaso tiempo de duración. De hecho, además de la trama de Ezra, hay otras pequeñas tramas que relacionan a los personajes y que no son demasiado obvias (SPOILER como la relación que tienen con Bizago, a quién le venden armas robadas a cambio de dinero para mantener un campo de refugiados, o el rollo entre Ezra y Sabine que parece que nunca llega a suceder/Fin de SPOILER).
La animación es excelente para una serie hecha para la televisión, sólo hay que ver la fluidez con la que se mueven los personajes en el escenario, las persecuciones de naves, etc. El diseño de los personajes juega con la sencillez para darles un estilo único (aunque les veo un fallo a la cintura de los humanos, especialmente a la cintura de Ezra y Kanan), y lo mejor es que parte de los diseños originales de Ralph McQuarrie para la trilogía original.
En definitiva, es una excelente serie de aventuras y animación que no sólo los niños pueden ver, de fácil digerido y que funciona por si misma.