Magnífica interpretación de Nicolas Cage como una especie de Batman mezclado con Punisher. No me gusta nada Nico, pero en esta película su cara inexpresiva le va como anillo al dedo a su personaje: un policía atormentado que ve morir a su mujer mientras es injustamente acusado de tráfico de drogas. Tras pasar 5 años en la cárcel preparándose para su venganza, sale de ella y conoce a su hija, que nació mientras su mujer estaba muriendo en el quirófano (quintaesencia del cómic moderno). Cuando todo parecía inventado en el cine superheroico y de acción, nos sale una niña tan adorable como el gato con botas de Schrek, y tan sádica como Machete. Aquí, uno que no se va a perder la evolución de esta pequeña actriz, que hace poco nos volvió a asombrar con un papel enorme en la versión norteamericana de Déjame Entrar. Dentro de una año la veremos emular a Sissy Spacek en el remake de Carrie, sólo con imaginármela llena de sangre y de ira me entras ganas de ir al cine corriendo...
Y por fin, el personaje supuestamente principal, sobre el que gira la historia: un freak adolescente que está tan obsesionado con los cómics que decide que su vida forme parte de ellos. Por momentos, recuerda a ciertas películas moñas adolescentes, pero en otros parece como si estuviésemos viendo al nuevo anti-héroe de Kevin Smith. El protagonista va evolucionando de una manera muy interesante a lo largo de la película, hasta convertirse en un personaje profundo, con muchos matices, que da lugar a nuestra propia interpretación.
En fin, una película que no defraudará a todos aquellos amantes del cine de acción alternativo, muy al estilo inglés, en el que toca temas de Tarantino pero los presenta de una manera que ni el propio Quentin se ha atrevido a hacer. Muy recomendable.