Personajes sólidos y efectos justos (dejando de lado la habitual exageración visual del director), música a la altura, flexibilidad en el guion, esencia de orfanato y equilibrio entre el amor y la razón.
Inicio soso y común que va mejorando, para luego mostrar un drama innecesario a través de las sesiones terapéuticas del protagonista que solo sirven para relacionarlas con la niñez que tuvo Burton.

Tras los primeros cuarenta minutos y la llegada de Jake a la isla, sigue la demostración detallada de las peculiaridades de los diez niños al cuidado de Miss Peregrine (algunos 'poderes' más útiles que otros), interpretada por una siempre elegante Eva Green. Seguido de unos días de convivencia en como desarrollo explicativo para la historia.

Un tramo final a puro vértigo que explicita las relaciones surgidas entre los 'peculiares' y que servirán para luchar contra 'huecos' y 'ojos blancos'. Sin embargo, la escena en el barco es totalmente innecesaria, las relaciones debieron seguir siendo tácitas.