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Voto de Andrea Bravo:
7
Drama. Romance Un director de cine independiente está de visita en la ciudad de Sueño, donde se proyecta una película suya, y dando un paseo en un palacio se encuentra con una joven pintora. A partir de ese instante, las cosas empezarán a cambiar. (FILMAFFINITY)
19 de enero de 2016
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
[SPOILER] El deseo, el presente, el sueño, el futuro, el recuerdo, el pasado, la desinhibición y percepción a través de la borrachera nos hablan todos de la MENTE, la engañosa mente. El cuerpo y el espíritu como un todo pueden ser mostrados con autenticidad, así como lo falso y lo torpe del comportamiento social. Representar lo patético del deseo, representar la mente jugando con nuestra alma. ¿Pueden todos estos conceptos enseñarse con el mismo tratamiento en la puesta en escena? Es este el gran juego que propone una y otra vez nuestro querido director de Corea del sur. No solo pone a un mismo nivel todas estas percepciones de la mente sino que también quiere que el espectador lo perciba todo al mismo tiempo.

Hong Sang-soo se mueve sobre terreno conocido para explorar desde lo banal de cualquier acto físico a lo etéreo de la vida que se posa sobre ellos. Con unas ideas que podría decir que son como moverse dentro de escalas musicales y sus escalas asociadas, (como son la cuarta y la quinta, o cambiar de escala menor a mayor respetando los sostenidos y los bemoles), sus películas me recuerdan bastante a las reglas de la armonía musical. Y todos los músicos saben cuán lejos se puede llegar con conocimientos de armonía y cuánta música se pueden hacer dentro de esas reglas, Hong Sang-soo con sus bases repetidas puede ir cada vez más a fondo y pulir algo que muchos otros no han siquiera intentado rozar.

La nueva película de Hong Sang-soo es esto, una pequeña joya ligera que no se te escapa de los dedos, es imposible no verla hasta el fondo y eso la convierte en una experiencia completa, quién conoce su cine sabe de qué va, pero ni la expectativa ni la predecibilidad pueden superar la experiencia de ver Right Now, Wrong Then. No hay piloto automático, no hay inercia, hay siempre búsqueda hacia eso que solo puedes saber que tienes mientras lo estás registrando.

Contar su premisa central, es de lo menos interesante de la película. La película se compone de un mismo relato contado dos veces con variaciones, hay quienes ven claramente que las dos variaciones sobre unos mismos diálogos, locaciones y personajes hablan de la posibilidad de ser sincero (la segunda vez que nos cuentan la historia) y la posibilidad de ser falso (la primera) en el encuentro y deambular de sus protagonistas mientras están juntos. Yo he visto otra cosa, pero es que el autor es lo que quiere conseguir con cada una de sus películas:

“Mis películas se construyen sobre situaciones muy concretas, pero no buscan deliberadamente transmitir ningún mensaje. Quiero que provoquen reacciones individuales, muy diferentes las unas de las otras”.

Lo que más me ha llamado la atención del tratamiento de la historia es cómo los personajes son desdibujados, el simple hecho de cambiar la emoción de un personaje lo convierte en otro, su visión del mundo cambia y entonces él también cambia, es un cambio en apariencia sutil, pero esa sutileza sencillamente lo cambia todo. Poner como premisa a dos personajes que son totalmente desconocidos el uno del otro es un recurso práctico para la presentación de personajes pero también da el juego de que pueden relacionarse de cualquier manera, es tan rotundo ser honesto como ser falso en un contexto como ese. Los diálogos están muy estudiados, es por eso que pueden perderse y encontrarse en la improvisación, la libertad atada de esos diálogos, así la línea narrativa a veces sigue su rumbo mientras que otras cambia y podrían haber muchas más variaciones en el vínculo que se construye entre ellos y por tanto lo que se vuelve acción y suceso, pero es muy inteligente cómo también Hong Sang-soo se preocupa de la ligereza que sus películas tienen que poseer, tanto en su tratamiento como en su duración.

Para resumir, la cantidad de elementos que consigue transmitir son para sacarse el sombrero: hay metacine, hay juego en la estructura, hay juego en la ficción, hay juego en representar lo patético, autoconocimiento y sentido del humor más que risas. Una película imprescindible y llena de sabiduría. [FIN DEL SPOILER]

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Andrea Bravo
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