La muñeca de trapo descansa sucia y abandonada.
Las misteriosas patitas negras la disecciónan, sacan el relleno, descosen la boca, le quitan los ojos.
Las misteriosas patitas negras le cosen ojos por botones, le bordan una boca textil, le cosen un pelo espeso y azul, la ponen un abrigo amarillo y la lanzan al abismo...
Y allí está Coraline, ingenua, insatisfecha, valiente y soñadora... ¿Cambiarías a tus padres que no te hacen ni caso, te aburren y agobian y no te dejan hacer nada por unos padres atentos, divertidos, benevolentes y aparentemente perfectos? ¿Cómo? ¿Que tienen botones en lugar de ojos? Eso se puede tolerar... ¿o no?
Los Mundos de Coraline es una de las mejores pelis que pude ver últimamente (aunque afortunadamente se me están acercando con frecuencia otras maravillas como The Fall: El sueño de Alexandria), no tenía puesta en ella espectativas de ningún tipo, pero fue ver el prólogo y presentir una película grande, inmensa... y así fue, Selick la borda, literalmente, combinando variedad de hilos y colores: Intriga, emoción, subrealismo, realismo, azul, verde, rojo, fosforito... y de guinda una buena moraleja: No te dejes engañar por las apariencias, no le cojas caramelos a los extraños y valora lo que tienes en casa... y encima sin fantochadas ni americonadas... ¡¡no tiene defectos!!