Que conste que considero a Scorsese autor de tres o cuatro películas magistrales, amén de otras bastante buenas, pero esta me ha acabado cansando. Es cierto que nos mete en la piel de un "triunfador" de esos que propone el sistema como modelo. Y lo hace con desparpajo, con sentido del humor y con gran profusión de medios materiales y humanos. Pero, para empezar, hay algo que me acaba poniendo de los nervios y es esa manía de hablar a gritos durante las tres horas de película. Luego están los discursos del Jordan, repetitivos y largos hasta la saciedad. Hay una primera parte de película convincente, con esa entrada en el mundo de los depredadores, y escenas potentes, como la de la cena con su primer jefe, un chiflado cocainomano y pajillero que le mostrará el camino a seguir. Otras escenas buenas son las que nos muestran el modo de actuar de los "vendedores de humo", seguramente no muy distantes de los empleados de banca que vendían las famosas "preferentes". Como en todos los timos se juega con el egoismo que todos tenemos dentro y con el acicate de ser el más listo, o el menos "pringado". Ahí está la gran reflexión de la película, el gran conflicto moral: ¿nos identificamos con el lobo-DiCaprio, prepotente y millonario, o con el policía-cordero que lo persigue, pobre pero quizás frustrado? ¿Todo hombre tiene un precio? Eso es lo mejor de la película, junto con los tipos humanos que conforman la "troupe". Pero creo que se podría haber contado en menos tiempo.