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Voto de burton:
10
7,2
20.851
Comedia
Una serie de entrevistas, con quienes lo conocieron, nos introduce en la vida del incompetente atracador Virgil Starkwell, que desde el principio estuvo abocado a la delincuencia: durante su infancia vivió sometido y humillado por los chicos más fuertes, y cuando descubrió que su carrera musical no tenía futuro, a Virgil no le quedó más remedio que robar, pero su escaso talento pronto lo conduciría a la cárcel. (FILMAFFINITY)
20 de julio de 2006
20 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con esta cinta de 1969, Allen comenzó a perfilar su gran monstruo cinematográfico. Ese que se repetiría en el resto de su filmografía para deleite y goze de sus aficionados, y en general para los amantes del buen cine.
Si bien las películas de Allen no son un ejercicio de estilo artístico deslumbrante, gozan por el contrario del merecidísimo beneplácito del público y sobre todo de la crítica.
El ritmo narrativo recurre a la voz en off de un narrador externo, y en ocasiones del propio personaje interpretado maravillosamente por el genial Allen.
"El día uno de diciembre del año 1935 nació un precioso bebé engendrado por la legítima señora Starkwell y su legítimo marido, a quien pusieron de nombre Virgil, y de sexo varón...".
Con estas palabras narradas a través del recurso de la voz en off da comienzo toda una serie de inspirados gags visuales, que ponen el énfasis más en lo histriónico del personaje que en sus posteriormente habituales diálogos mágicos, aunque esta cinta no esté exenta de ellos.
Siempre nos acordaremos de este primer personaje interpretado por Allen llamado Virgil, un crío inadaptado fundamentalmente por la falta de cariño de unos padres demasiado poco contemplativos, sobretodo el padre, un tipo que lejos de manifestar afecto por su vástago no duda en ningún momento de vejar en público la figura de su hijo.
Virgil antes de cumplir los 25 años será uno de los delincuentes comunes más conocidos por toda la geografía norteamericana llegando incluso a ser nombrado un año "el preso más popular".
Resulta realmente delicioso asistir a la descripción gradual de los hechos que marcan la pauta en la vida del pobre Virgil, personaje sabiamente deconstruído a través de tronchantes pinceladas cinceladas por el habitual y portentoso ritmo narrativo del genio judío, que no sólo recurre al instrumento de la voz en off, sino que el espectador también sabe de Virgil por las declaraciones de sus profesores de Hancok, de los funcionarios de prisiones por las que deambula Virgil, de un psicoanalista (que establece un vínculo críptico causa-efecto entre Virgil y su afición por los violonchelos) e incluso por sus propios progenitores ridículamente disfrazados con bigotes, cejas y narices postizas debido a la verguenza que les da su desgraciada descendencia.
En definitiva un tipo gris y opaco, sin mucho talento ni siquiera para el mundo de la delincuencia que intentará por todos los medios enderezar el rumbo de su vida aferrándose a su amada Louisa y a su sempiterno vilonchelo.
Entretenida al máximo.
I M P R E S C I N D I B L E.
Si bien las películas de Allen no son un ejercicio de estilo artístico deslumbrante, gozan por el contrario del merecidísimo beneplácito del público y sobre todo de la crítica.
El ritmo narrativo recurre a la voz en off de un narrador externo, y en ocasiones del propio personaje interpretado maravillosamente por el genial Allen.
"El día uno de diciembre del año 1935 nació un precioso bebé engendrado por la legítima señora Starkwell y su legítimo marido, a quien pusieron de nombre Virgil, y de sexo varón...".
Con estas palabras narradas a través del recurso de la voz en off da comienzo toda una serie de inspirados gags visuales, que ponen el énfasis más en lo histriónico del personaje que en sus posteriormente habituales diálogos mágicos, aunque esta cinta no esté exenta de ellos.
Siempre nos acordaremos de este primer personaje interpretado por Allen llamado Virgil, un crío inadaptado fundamentalmente por la falta de cariño de unos padres demasiado poco contemplativos, sobretodo el padre, un tipo que lejos de manifestar afecto por su vástago no duda en ningún momento de vejar en público la figura de su hijo.
Virgil antes de cumplir los 25 años será uno de los delincuentes comunes más conocidos por toda la geografía norteamericana llegando incluso a ser nombrado un año "el preso más popular".
Resulta realmente delicioso asistir a la descripción gradual de los hechos que marcan la pauta en la vida del pobre Virgil, personaje sabiamente deconstruído a través de tronchantes pinceladas cinceladas por el habitual y portentoso ritmo narrativo del genio judío, que no sólo recurre al instrumento de la voz en off, sino que el espectador también sabe de Virgil por las declaraciones de sus profesores de Hancok, de los funcionarios de prisiones por las que deambula Virgil, de un psicoanalista (que establece un vínculo críptico causa-efecto entre Virgil y su afición por los violonchelos) e incluso por sus propios progenitores ridículamente disfrazados con bigotes, cejas y narices postizas debido a la verguenza que les da su desgraciada descendencia.
En definitiva un tipo gris y opaco, sin mucho talento ni siquiera para el mundo de la delincuencia que intentará por todos los medios enderezar el rumbo de su vida aferrándose a su amada Louisa y a su sempiterno vilonchelo.
Entretenida al máximo.
I M P R E S C I N D I B L E.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Quizá debido a su infancia carente de atenciones, totalmente en soledad y falto del cariño familiar, este jovencito nieto de un músico emigrante alemán posteriormente reconvertido a las costumbres americanas como aficionado al baseball,pronto se junta con malas compañías y de la noche a la mañana se ve inmerso en un mundo de granujillas delincuentes en el cual Virgil tampoco se sentirá demasiado cómodo, debido también a su "buena predisposición natural". Y LA GAFAS SIEMPRE ROTAS....
Como inadaptado y poco preparado intelectualmente continua buscando fortuna en el mundo de la delincuencia robando bancos de manera hilarantemente surrealista (maravillosa secuencia en la que va a robar un banco de manera discreta entregando un papel con palabras intimidatorias al empleado de turno.... y después confusión y cárcel...).
En la cárcel se sentirá realmente incómodo e intentará mil y una veces escapar (igualmente antológica la pistola de jabón pintada con vetún negro para zapatos y su fallido intento de evasión). Sólo una especie de método a lo Ludovico (guiño a la novela de Anthony Burguess) sirviendo de cobaya (con efectos colaterales de rabino) a las autoridades, logrará "indultar" su pena.
Fuera conoce a Louisa, una limpiadora doméstica hija de unos autoritarios padres adoptivos, a la que engatusa con duras mentira para cortejarla y de la que finalmente se enamora y juntos conciben descendencia.
Pero la vida es dura y Virgil continúa siendo un inadaptado por lo que sólo le queda el recurso de "toma el dinero y corre", presente durante toda su existencia.
Disparatada comedia del genial Allen, que atisba momentos de gloria posterior.
Como inadaptado y poco preparado intelectualmente continua buscando fortuna en el mundo de la delincuencia robando bancos de manera hilarantemente surrealista (maravillosa secuencia en la que va a robar un banco de manera discreta entregando un papel con palabras intimidatorias al empleado de turno.... y después confusión y cárcel...).
En la cárcel se sentirá realmente incómodo e intentará mil y una veces escapar (igualmente antológica la pistola de jabón pintada con vetún negro para zapatos y su fallido intento de evasión). Sólo una especie de método a lo Ludovico (guiño a la novela de Anthony Burguess) sirviendo de cobaya (con efectos colaterales de rabino) a las autoridades, logrará "indultar" su pena.
Fuera conoce a Louisa, una limpiadora doméstica hija de unos autoritarios padres adoptivos, a la que engatusa con duras mentira para cortejarla y de la que finalmente se enamora y juntos conciben descendencia.
Pero la vida es dura y Virgil continúa siendo un inadaptado por lo que sólo le queda el recurso de "toma el dinero y corre", presente durante toda su existencia.
Disparatada comedia del genial Allen, que atisba momentos de gloria posterior.