Así es ésta cinta del director de Seven.

La película arranca de manera sorprendente, para terminar por embrollarse en inverosímiles y tortuosos vericuetos que no llevan más que a la conclusión de que estamos ante un producto imbuído de los mismo defectos contra los que supuestamente "combate".

"La autosuperación no es más que masturbación, mientras que en la denigración está la verdadera perfección...".

Fincher consigue embaucar al espectador con esta cinta revestida de pretendido vanguardismo, a base de sorprendentes e impactantes secuencias de una sordidez y violencia como nunca antes se había visto.

Apoyándose en el guión adaptado del libro de Palahniuk, Fincher monta, ensambla y coordina toda una retahíla de imágenes spot absolutamente llenas de pretenciosidad, y fútil vanguardismo.

Lo explícito se duplica, se regenera, se imita, se idolatra, se ansía, llega a obsesionar, y finalmente engaña nuestros sentidos de forma subrepticia, haciéndonos creer que estamos realmente en presencia de un alegato contra tal o cual injusticia social...

En este caso, se trata supuestamente de denunciar el consumismo, la jerarquización social de un mundo deshumanizado e injusto...

Pero, ¿para tal fin son necesarios dichos medios? Si lo piensas detenidamnete, uno llega a la conclusión, de que para abortar dichos vicios ha de adscribirse a una organización misófoba y nihilsta, cuyo único pensamiento de acción es liarse a mamporros con los de tu tribu. Algo así como afiliarse a una de esas bandas tipo Ñetas y/o Latin Kings, para revestirse de la supuestamente necesaria, sucia y denigrante dignidad como excusa para poder mirar al mundo con altivez,sin remordimientos y con la aquiscencia de la ortodoxia.

Pues no señores, me niego a aceptar esta cinta como paradigma de una obra de culto, vanguardista y de denuncia social, entre otras cosas porque lo explícito de la cinta no es precisamente sutil ironía revestida, sino burda tergiversación de los valores humanos comunmente aceptados sin la necesidad de crrencias de cualquier índole.

Ahora bien, es innegable a sí mismo ensalzar los méritos artísticos de la cinta, apoyados en unas más que correctas y sorprendentes actuaciones, sobre todo de un Brad Pitt desconocido, si bien sigue sabiéndose demasiado guapo en cámara y abusando en ocasiones de poses y tics innnecesarios en pantalla.

Espléndido montaje efectista, espléndida la banda sonora, deplorable el mensaje de algo que pudiera haber sido realmente grande, simplemente con evitar lo explícito.

Frases como "somos la misma mierda contante y sonante de este puto mundo...", no sirven más que para repudiarla aún más moralmente, por mucho que para otros (respeto total) sean ya unas mitológicas y legendarias leyendas de una cinta de culto insuperable.

De cualquier forma si te pica la curiosidad, vela tú mismo y júzgala.