Tim Burton es uno de esos autores con un don para narrar y representar situaciones sobrenaturales que sobrepasan los límites de lo imaginable.

En esta sorprendente cinta de 1996, reunió para este proyecto a todo un elenco de lujo, encabezados por los experimentados Jack Nicholson (jugando un doble papel) y Glenn Close, y secundados de manera harto brillante por una inconmesurable Annete Bening, un más que correcto Pierce Brosnan, una magnífica Sarah Jessica Parker, y un sorprendente Michael J. Fox que recuerda horrores al mejor Tom cruise y por último, una incipiente promesa posteriormente confirmada, la bellísima Natalie Portman.

Lo primero de todo decir que ésta no es una película de ciencia ficción, ni siquiera un anteproyecto de ello...

Burton idea esta sátira fabulosa como una especie de crítica ácida y sarcástica sobre el tipo de vida en nuestro planeta y la progresiva aceleración del mismo.

Como siempre cada situación generada rebosa los límites de la más imaginativa de las mentes humanas, con una brillantez en la exposición, nudo y desenlace que no hace sino confirmarnos una vez más que estamos delante de uno de los directores más brillantes del celuloide, y por supuesto con mucho el más inspirado en el campo de la fantasía romántica.

Una crítica sutil sobre la excesiva confianza en la ciencia con fines provechosos para la humanidad encarnada sobre todo en el personaje representado por Pierce Brosnan dentro de la comitiva troope de la que se hace acompañar habitualmente el presidente de la nación líder.

Una crítica mordaz hacia la obtusa mentalidad en la parte alta de la vieja jerarquía militar siempre predispuesta a aquella consigna preventiva tan americana: "... to secure peace is to prepare for war".

Una descarada crítica hacia el poder fáctico más asquerosamente tendencioso, cual es el de la prensa creadora de opinión y no descriptiva de lo objetivamente acaecido, siempre al lado de una facción política.

Una divertidísima alusión, no diría crítica al mundo de los aún utópicos que sueñan con un mundo imposible, esto es el de la justicia y la igualdad.

En fin que merece la pena visionar esta cinta como lo que realmente es, una gamberrada divertidísima de Burton, sin perder ni un ápice del habitual y cuidado estilo de este personalísimo y oscuramente elegante cineasta, genio entre los genios.

E X C E L E N T E.