Sorprende la maestría del rodaje como va transcurriendo. Se perciben los toques entrañables y pulsados de la mujer, tanto en el guión como en la dirección. Al ver a Meryl Streep actuando, te da la sensación que es sumamente indispensable para esta película.
En alguna ocasión obliga al espectador a unas carcajadas inevitables y en otras a lagrimas de fácil evaporación. No deja de ser una historia sincrónica, que no es tan fácil de asimilar, que podría resultar como “pastelazo”, tal como dicen ahora, los amantes de la liberación de la adrenalina, tras visualizar sangre, asesinatos y golpes de susto, pero quizás, a los solteros les hace reír, a los casados pensar y a los separados llorar.
Salameh