Película basada en hechos reales que trata sobre el régimen del caudillo ugandés Amin interpretado de manera soberbia por Forest Whitaker. La película trata de como un médico escocés recien licenciado, el Doctor Garrigan decide irse (un poco de manera sorprendente) a ejercer su oficio en el país africano. Allí conoce y simpatiza con el dictador Amin hasta que llega a convertirse su asesor personal y su consejero delegado.

El papel de Whitaker sólo puedo denominarlo como expecional. Los espectadores pasamos de la cercanía, del cariño y de la admiración al más terrible pánico a uno de los peores monstruos cinematográficos desde Hanibal Lecter. El personaje de Amin es espectacular. Es un auténtico monstruo tanto a nivel personal como a nivel profesional de la comunicación. Amin no posee conocimientos para ser político pero posee un 11 como profesional comunicador. La escena de la rueda de prensa ante los medios británicos debería ser analizada por los gabinetes de comunicación de los distintos partidos políticos de la actualidad.

Con respecto a la trama la puntuo con un 9. Uno de los mejores thrillers de la década con una tensión envolvente hasta el final.