Creo que es el mayor, cutre, alegato a la derecha cafre más reaccionaria que he visto en mi vida. Son capaces de cargarse a un negrito con un trabuco para elefantes y mostrarnos la felicidad inmensa de todo un barrio casas por casa, demostrando que la solución para todo problema es la mano dura de un buen señor, pálido de piel a poder ser.

Aquí todo el mundo esta acongojado, incluido la poli, por unos paletos con la cara pintada y con un muy mal consejero en el tema de peluquería, el jefe lo es por que le pone más coraje en este tema con una raya en el medio que ni el canal de Panamá.
Entre ellos casualmente hay una gran variedad de razas predominando la negra y los latinos, ni que decir que el llongueras jefe es blanquito.
Tampoco quiero olvidar el gran acierto que supone el vestuario pues se puede diferenciar con facilidad a los malos gracias a unos ridículos disfraces de payaso heviatta desfasado. Remarcar los tops a que me lleva un negrito acelerado que le permiten mostrarnos sus abdominales y su poco sentido del ridículo.
Pues con estas pintas estos buenos personajes se dedican a atemorizar a una población variopinta en la que caben parejas de latinos, judíos, negros y algún blanco con pasado militar. Cierto es que la lían de todas las maneras posibles con robos, violaciones y asesinatos. Lo único que quizás sorprenda es la actitud de mico mareado en dia festivo cada vez que realizan alguna fechoría.

Todo esto tiene una solución y esta no es otra que un vejestorio Charles Bronson de capa caída. A estas alturas de su carrera el tío mas que recordar a un action hero ochentero parece mas una versión en yanqui de Arturo Fernández. A duras penas aguanta el pistolon como para pedirle que se luzca con algún movimiento tímidamente espectacular.
Su actuación quizás carezca de algún matiz, tanto da que este ligando con una muchacha que podría ser su hija como que le estén matando a un viejo amigo, el tío ni siente ni padece. El hombre pone todo su empeño en el noble arte de lograr una interpretación que muestre todos los estados de un proceso comatoso. En esto tampoco se salvan el resto de ¿interpretes? pues ellos si que logran avergonzar al espectador más despistado cuando asienten los métodos y muestran su euforia tras la muerte de cualquier malo malote a manos del pasado de rosca de turno.

Otro punto a destacar es la coreografía en los tiroteos, parecen sacados de un capitulo del equipo A,
Charles dispara el malo se lo piensa un ratito y alegremente decide morir, no siempre es necesario que nuestro héroe dispare, hay alguna muerte por imposición divina.
Con toda esta reflexión solo quiero invitarte a ver cualquier carta de ajuste antes que intentar distraer tus sentidos con esta magnánima obra.