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España España · Barcelona
Voto de Tibicenas:
8
Drama Proyecto arriesgado fruto de un minucioso trabajo -de más de 20 años- de concepción y montaje y que refleja una visión caleidoscópica de la ciudad de Barcelona como reflejo de cualquier urbe en cualquier país. Encuentros, desencuentros de cientos de personajes y microhistorias cruzadas en una gran ventana a la ciudad. (FILMAFFINITY)
6 de diciembre de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acercarse a Transeúntes es hacerlo con la mente abierta o no hacerlo. Asumir que existe el cine fuera de lo narrativo, que las ideas audiovisuales demasiado vanguardistas cuando no son asumidas pueden chocar y que decidimos dar el beneficio de la duda al director ante la temida pretensión vacía que se pueda esconder detrás de la cinta. Quien no tenga esto claro, existen cientos de blockbusters más acordes a su gusto, más al uso y no necesariamente peores por ello.

Pero todos somos humanos, y esperaba una película ensayo. Una obra con la que el director quisiera simplemente cruzar las vanguardias, experimentar con el lenguaje para estirarlo al máximo y hacer simple teoría sin contar con el espectador, lo cual a mi juicio es uno de los mayores errores de tanto cine "vanguardista" que hace oídos sordos a una pieza tan fundamental del cine como es la audiencia. Pero mi sorpresa ha sido agradable: Transeúntes no sólo los tiene en cuenta, si no que, una vez has decidido dejar tus prejuicios y acercarte a ella, te devuelve el favor y se acerca a ti.

La premisa es simple: un poema urbano de Barcelona desde el punto de vista de lo caótico. Fiel a dicho concepto, casi todo en el film lo es, sobre todo el gran acierto de la película; el montaje. No obstante, se llega a imponer un orden dentro de ese caos, no se vuelve un simple collage de imágenes alocadas, si no un coro de imágenes en el que podemos intuir distintos patrones: cómo cambia el color en ciertos momentos, el ritmo en el que nos acercamos y alejamos a ciertas historias, cómo se encadenan diferentes planos en apariencia aleatorios pero creando metáforas entre ellos. En definitiva, es un caos controlado y lleno de significados.

Pero sobre el caos, las ciudades e ideas de montajes han hablado otros, y probablemente mejores, antes que Luis Aller. Y éste al fin y al cabo no deja de recoger muchas ideas de sus sucesores: la marca de Godard es ineludible. Pero a diferencia de este, el gran acierto de Transeúntes, a mi juicio, es cómo se ha decidido tratar un tema que tiene la complejidad que el espectador le quiera dar, pero siempre desde un punto de vista casi familiar. No es su prioridad, pero existe la narrativa: y ésta es la de Barcelona, la de sus calles con todos sus estratos, no la de la "burguesía intelectual" que suele rodear la obra de directores como Godard o Fellini. Probablemente intencionado, Aller consigue que esta película no necesite del espectador nada más que el mínimo esfuerzo de enfrentarse a ella, ya que habla al espectador de tú a tú, cosa que a mi juicio falla en muchos de los directores considerados "de vanguardia". Mientras estos se dirigen a un público casi selecto, rodeados de referencias culturales y casi constituyendo un premio para el espectador el poder estar a la "altura" de ellas, "Transeúntes" es tan simple en su mensaje como lo simple que pueda ser Barcelona. No es que no aborde temas serios, habla de ellos y de muchos. Habla del amor, de la injusticia social, habla de la rabia... toma muchos temas que podrían copar un sólo film, siempre desde su caótica esencia, pero se los acerca al espectador de una manera amena y accesible, casi consciente de que sus formas pueden serlo menos. Hay mucho humor, y de una genialidad remarcable. Hay muchos personajes que podemos sentir como hermanos nuestros. Y cuando uno escucha las notas a piano de "La Internacional" en ciertos momentos del film, no puede uno si no preguntarse si el director conscientemente ha decidido hacer como aquellos primeros anarquistas de finales del siglo XIX y acercar al pueblo llano e inculto cinematográficamente un poco de conocimiento del mismo, conocimiento que de momento parecía relegado a ciertas élites intelectuales, mediante la cercanía que este experimento, que sin duda no ha sido fallido, logra transmitir a pesar de su rompedora forma.

Quizá la pega de la película es que en ocasiones, aunque está más que justificado por su concepto, el uso del formato analógico ensombrece demasiado al digital. Puede que ni siquiera por minutos de metraje el film de película supere al contenido grabado con cámaras digitales, pero el impacto de las primeras, y la frecuencia con la que los planos más poderosos de la película están grabados en dichos formatos, hace que uno casi se olvide del material digital y de la Barcelona actual. Esto, unido a que se obvian muchos temas interesantes de la Barcelona del presente, totalmente comprensible por la longevidad del rodaje (recordemos que han sido 21 años), da la sensación de que estamos viendo un film "vintage" que olvida el fascinante (para bien o para mal) presente que vive Barcelona. Aunque podemos ver cómo el director se adelanta a su tiempo al tratar temas de actualidad en formatos aparentemente de hace más de diez años, le ha faltado algo de esencia de la actualidad de Barcelona.

En resumen, "Transeúntes" rehuye desde guión a los tópicos del cine de vanguardia, experimental o como queramos llamarlo. No es una película de artistas torturados, intelectuales y sus pasiones o ejercicios de análisis de lo onírico y lo real; quizá porque, por desgracia, no es así Barcelona. Y "Transeúntes" al fin y al cabo retrata la ciudad como se merece, sea esto bueno o malo.
Tibicenas
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