Martin Scorsese y Leonardo DiCaprio aúnan sus respectivos talentos para esta gran bacanal cinematográfica que supone una mirada original a la vida desenfrenada de Jordan Belford. El tal Belford, broker de Wall Street, se dedicó a estafar a gran escala, con la ayuda inestimable de sus colegas, para hacer realidad su sueño de ser multimillonario.

DiCaprio, en la piel de Belford, se sumerge de la mano de su gran colega Scorsese, en una odisea de dinero y sexo fácil, de locura y desenfreno, de risas y diversión con fecha de caducidad, en un retrato tan audaz como autocomplaciente. Una mirada biográfica que lejos de ser lúcida se transforma en una espiral rocambolesca y tremendamente efectiva, con su punto de mira encima de un crápula, que despierta cierta simpatía a pesar de sus despreciables y condenables actos. Digamos que no importa tanto comprender los entresijos de la bolsa, sino mostrar el retrato de una personaje que sueña con vivir el sueño americano, pero se le escapa de las manos. Un ser avaricioso y sin escrúpulos, pero con empatía.

Me reí muchísimo viéndola. De hecho, creo que no se podía haber hecho mejor, a pesar de sus casi tres horas de duración. El argumento cuenta los inicios y el devenir de este joven ambicioso, cuya ambición (vaya redundancia) acaba convirtiéndose en su perdición. El guión sigue sus peripecias, mientras va involucrando "primos" a su causa, a la par que va soltando las palabrotas recurrentes en los filmes de Scorsese que desatan la hilaridad en medio de situaciones ridículas a más no poder (la orgía en el avión o las fiestecillas absurdas y excesivas en la oficina, etc). En suma, se nota que todos debieron pasárselo bomba rodándola, porque los actores transmiten buen rollo a raudales.

DiCaprio está genial como Jordan Belford, pero el retrato de tipo guay aún siendo un estafador no le reportó su deseado Oscar, justamente creo que por eso. Por caer demasiado simpático y porque Scorsese parece que se empeña en querer redimir a un delicuente, mostrándole prmero como un joven ambicioso y después como un pobre diablo al que la "suerte" da la espalda. No lo crítico, sólo creo que por eso se le escapó el Oscar. Grata sorpresa ver a Jonah Hill, empeñado en hacer cine serio pero en su salsa cómica, con escenas inolvidables (ver su aparición en pantalla, por ejemplo) y regalando varios momentos desternillantes. También muy interesantes las aportaciones de Matthew McConaguey (como mentor de Belfort) y Margot Robbie (como su segunda esposa). Rob Reiner como el padre del protagonista, apodado acertadamente como "Mad Max", tambièn consigue uno de los momentos más divertidos.

El resultado es un gran filme con notables interpretaciones que arranca no pocas risotadas. Los personajes, a veces caricaturescos, locos y desfasados, son tronchantes y caen en un ridículo hilarante. Como biografia no al uso, funciona por su originalidad y por ser un retrato arriesgado; si la vida de Belford se ajusta o no a lo narrado, no lo sé, lo único que sé es que Scorsese ha convertido la vida del tal Jordan en una notable historia. Aún a riesgo de cabrear a personas pequeñas y a feministas (la mayoría de mujeres que aparecen son prostitutas desnudas), creo que el director pone toda la carne en el asador para dar un producto sumamente atractivo y arriesgado para lo que es el Hollywood actual. Es para aplaudir su valentía y audacia.