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España España · Barcelona
Voto de Sémele:
9
Fantástico. Drama. Romance. Thriller En un inquietante laboratorio de alta seguridad, durante la Guerra Fría, se produce una conexión insólita entre dos mundos aparentemente alejados. La vida de la solitaria Elisa (Sally Hawkins), que trabaja como limpiadora en el laboratorio, cambia por completo cuando descubre un experimento clasificado como secreto: un hombre anfibio (Doug Jones) que se encuentra ahí recluido. (FILMAFFINITY)
1 de marzo de 2018
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La forma del agua" viene a ser una rareza en el panorama cinematográfico actual. La historia de amor entre una limpiadora muda y un hombre amfibio, de no recaer en manos de un director con el talento visual de Guillermo Del Toro, habría sido un "pepino" de proporciones históricas.

Lo que tiene Del Toro es una capacidad extraordinaria que hacer creíble relatos que son increíbles. Aunque "La Forma del agua" me parece una película inolvidable, en muchos sentidos, creo que lo que logró en "El laberinto de fauno" está todavía un paso por delante de ésta que nos ocupa. El complejo juego entre realidad y ficción fue uno de los mayores aciertos, puesto que la evasión que buscaba la pequeña Ofelia era en ocasiones tanto o más dura que la realidad de la que pretendía huir.

Elisa Expósito (Sally Hawkins) podría ser la hermana mayor de Ofelia, una chica muda que trabaja como limpiadora en un laboratorio donde, en plena guerra fría, se llevan a cabo todo tipo de experimentos. La ficción y la realidad se dan la mano en lugar de correr en paralelo como en El Fauno... y lo hacen con la irrupción de una criatura extraña, un hombre amfibio, que es víctima de los experimentos de un personaje cruel y despótico, al que da vida un repulsivo Michael Shannon, un grandísimo actor cuyo rostro viene que ni pintado.

El hombre amfibio es la puerta abierta hacia los sueños de Elisa, cuya vida transcurre monótona entre su hogar, los ratos que comparte con su singular vecino (fantástico Richard Jenkins) y su trabajo en el laboratorio. Se trata de una fábula para adultos sobre cómo la capacidad de amar (se ame a quien se ame) puede convertirse en el motor de nuestras vidas. La singular historia de amor es tierna y dulce, salpicada de gestos y música, sin diálogo pero con un entendimiento emocionante. Un amor extraño y puro. Un poco ingenuo e inocente, si se quiere. Pero extraordinariamente bello y mágico. Eso sí, nunca sentí que cayera en la cursilada, por ejemplo... básicamente por el uso de un humor muy bien colocado y de alguna que otra escena entre lo grotesco y lo macabro que aportan una mirada irrevente.

Con una estética muy apagada, muy años sesenta, en tonos verdes y negros, Del Toro construye una película romántica asentada en la ciencia ficción y el género fantástico. La transgresión de Elisa, auténtica heroína de esta historia, se ve cómo una rebelión necesaria, puesto que en esos tiempos poco o nada pintaban las chicas como ella. El verdadero monstruo no es áquel al que ama (y simboliza el deseo de libertad) sino áquel que trata de destruir con su absurda ambición el mundo que todavía es posible. Usando el trasfondo de la guerra fría, la película gana en interés, aunque a veces solo parezca una excusa para hacer más determinante la necesidad de escapar.

Del Toro, consciente del valioso material que tiene entre manos, construye una película sólida y sencilla, evocadora y mágica, que nos sumerge en una bella fantasía que habla del poder del amor. Se cae en la melancolía, puesto que se habla de una historia de amor (casi) imposible. Los secundarios (Jenkins, Shannon, Octavia Spencer...) están magníficos, como los principales (Hawkins, Doug Jones), excelentes. Los efectos especiales están a la altura, igual que la fotografía, la ambientación y la banda sonora, salpicada de momentos musicales.

Es una obra poderosa en su sencillez e inolvidable en su fondo, sin ser original. Lo único que puede echar para atrás es la imposibilidad de créersela, pero es tal la ternura y la delicadeza con la que Del Toro trata a sus personajes que se hace raro que no resulten creíbles. Para disfrutar de principio a fin. Una gozada cinematográfica.
Sémele
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