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Voto de Sandro Fiorito:
8
6,8
28.700
Drama
Ésta es la historia de dos prostitutas: Caye, madrileña de casi treinta años y con un atractivo más bien barriobajero, y la exótica Zulema, inmigrante de la República Dominicana. Zulema es dulce y oscura, y vive día a día el exilio forzoso de la desesperación. Cuando se conocen casi llegan a enfrentarse: son muchas las chicas españolas que ven con recelo la llegada de inmigrantes a la prostitución. Caye y Zulema se hacen amigas cuando ... [+]
9 de octubre de 2010
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Es posible abarcar un tema de tan mala fama y tantas veces tocado en el cine como la prostitución, acompañando el argumento de un melancólico lirismo con el que pueden identificarse otras personas, sea cual fuere su dedicación en la vida? ¿Se puede hablar de algo popularmente vulgar sin caer en la ordinariez? ¿Se puede retratar a una prostituta en una película de la misma forma que a una princesa, llenándola de sueños, esperanzas, coquetería y temor por abandonar su reino? Para Fernando León de Aranoa, director de “Los lunes al sol” (2002), sí es posible. Ya lo hizo en “Barrio” (1998), donde escogió a un pequeño grupo de chavales de un barrio bajo de Madrid y les transportó a una dimensión en la que desde su palpable normalidad buscaban el sentido de su existencia.
En “Princesas” (su sólo título predice lo que nos acontecerá en la película), sus principales protagonistas son dos. Por un lado, Caye (Candela Peña) una melancólica prostituta que dice ejercer de forma pasajera para pagarse una operación de aumento de pecho. Su estilo de vida es el principal causante de su infinita tristeza y la creación de una nostalgia inversa, esa en la que no se echan de menos los buenos tiempos pasados -puesto que no existieron- si no los que se desearía se produjesen en un futuro cercano. Y por otra parte, la dominicana Zulema (Micaela Nevárez), que lleva diez años en España y practica la prostitución para enviar parte de sus ingresos a su país, pensados en la manutención del hijo que allí dejó. Los “papeles”, el permiso de residencia en nuestro país, son su prioridad, y por ello mostrará una actitud sumisa ante un cliente que promete conseguírselos. Caye y Zulema, la una española, la otra dominicana. Ambas con sueños, ilusiones y esperanzas por una vida mejor. Las dos con la meta de poder llegar a convertirse en “princesas”, no en el sentido literal del término, sino en el significado que se le quiere dar a la palabra desde esta película.
(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
En “Princesas” (su sólo título predice lo que nos acontecerá en la película), sus principales protagonistas son dos. Por un lado, Caye (Candela Peña) una melancólica prostituta que dice ejercer de forma pasajera para pagarse una operación de aumento de pecho. Su estilo de vida es el principal causante de su infinita tristeza y la creación de una nostalgia inversa, esa en la que no se echan de menos los buenos tiempos pasados -puesto que no existieron- si no los que se desearía se produjesen en un futuro cercano. Y por otra parte, la dominicana Zulema (Micaela Nevárez), que lleva diez años en España y practica la prostitución para enviar parte de sus ingresos a su país, pensados en la manutención del hijo que allí dejó. Los “papeles”, el permiso de residencia en nuestro país, son su prioridad, y por ello mostrará una actitud sumisa ante un cliente que promete conseguírselos. Caye y Zulema, la una española, la otra dominicana. Ambas con sueños, ilusiones y esperanzas por una vida mejor. Las dos con la meta de poder llegar a convertirse en “princesas”, no en el sentido literal del término, sino en el significado que se le quiere dar a la palabra desde esta película.
(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Candela Peña (“Torremolinos 73”) y Micaela Nevárez se marcan unas interpretaciones extraordinarias que inspiran la credibilidad necesaria para asumir a sus personajes. El resto del reparto está completado por, entre otros, un aceptable Luis Callejo (“Sobre el arcoiris”) en el papel de Manuel, y María Ballesteros (“Juana la Loca”) completamente metida en su papel y caracterizada como Miss Metadona, una prostituta drogadicta que campa por el parque en el que ejerce el grupo sobre el que dejará caer su cámara un León de Aranoa que con su guión deja para el recuerdo unos diálogos brillantes (no son pocos) llenos de sentido, realismo y, especialmente, reflexión. Pese a lo mencionado, me cuesta comprender cómo el personaje de Caye no es capaz de abandonar un mundo que a priori no parece corresponderle -y que desde luego no le apasiona-, siendo su situación familiar estable e incluyendo “a la mesa” a toda una directora de instituto.
El poderío de su banda sonora reside en la fuerza de los temas que el cantautor francés Manu Chao deja escuchar durante el desarrollo del metraje. Su “Me llaman calle” es merecedor de ser reproducido varias veces tiempo después del visionado de esta acertada y notable película, llena de historias y con el identificable estilo de su director.
El poderío de su banda sonora reside en la fuerza de los temas que el cantautor francés Manu Chao deja escuchar durante el desarrollo del metraje. Su “Me llaman calle” es merecedor de ser reproducido varias veces tiempo después del visionado de esta acertada y notable película, llena de historias y con el identificable estilo de su director.