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Voto de Sandro Fiorito:
8
Drama "Amarás a Dios sobre todas las cosas". Después de haberse separado de su mujer, un profesor universitario vive con su hijo Pavel al que procura transmitir su racionalidad y ateísmo. También le ha parecido conveniente enseñarle a usar el ordenador. Primero de los diez mediometrajes realizados por el director Krzysztof Kieslowski y el guionista Krzysztof Piesiewicz. Primera parte del "Decálogo", que se inspira en cada uno de los Diez Mandamientos. (FILMAFFINITY) [+]
12 de abril de 2010
36 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primero de los diez capítulos de sesenta minutos que Krzystof Kieslowski realizó para la televisión pública polaca entre 1989 y 1990 sobre los diez mandamientos con guión del propio director y del habitual Krzystof Piesiewicz, con el que un año antes de la producción de esta cinta, colaboró para la producción de los filmes No amarás y No matarás, dos películas que servirían de inspiración para el decálogo seis y cinco de esta serie, respectivamente.

Este primer capítulo, que hace referencia al mandamiento de “Amarás a Dios sobre todas las cosas”, nos pone en la piel del pequeño Pawel (Wojciech Klata), inteligente y aplicado hijo de profesor al que le apasiona resolver los problemas matemáticos que le plantea su padre para resolverlos en el ordenador. Un día, mientras camina sobre el hielo y la nieve que cubre el barrio en el que vive, encuentra a un perro muerto a causa de las bajas temperaturas, en una escena que contrasta con la hoguera prendida por lo que parece un vagabundo, para guarecerse del frío. Este hecho conmoverá al chaval, que buscará respuestas sobre el sentido de la vida y la muerte preguntándole a su padre, Krzystof (Henryk Baranowski), desde un punto de vista creyente en Dios y respondiendo su progenitor desde la palabra de un ateo que encuentra para las preguntas de su hijo una explicación razonable basada en la ciencia. Por otro lado, la tía de Pawel, Irena (Maja Komorowska), sí cree en Dios, algo que hace brillar los ojos al joven, que parece entusiasta por acercarse al cristianismo, ejecutando sus intenciones apuntándose a clases de religión, con el curioso beneplácito de su padre.

Después, la película se sumerge en un mundo fascinante del que ningún creyente o escéptico puede sacar algo completamente en claro, pues Kieslowksi deja toda una serie de puertas abiertas a través de multitud de gestos que transmite desde las imágenes que crea, quedando todo según lo que yo he comprendido, como un mensaje que deja en posición desoladora a la religión y a la ciencia, demostrando que en todo lo citado, puede existir el error. De lo que no cabe duda es del grandísimo dilema moral que plantea la dirección en esta película, dando lugar a una reflexión profunda y sincera sobre la vida, mucho más allá del título al que hace referencia la cinta, sobre el primer mandamiento del decálogo.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sandro Fiorito
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