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Voto de Sandro Fiorito:
5
Comedia. Drama Medio-oeste americano, 1967. Larry Gopnik (Michael Stuhlbarg) es un profesor de física que ve cómo de la noche a la mañana su vida se derrumba. Es un hombre bueno, un marido fiel y afectuoso, un buen padre y un profesor serio, pero, de repente, todo en su vida empieza a ir mal. Su mujer lo abandona sin explicaciones, y el amante de ella lo convence para que deje su casa y se mude a un motel por el bien de los niños. Además, su carrera ... [+]
9 de enero de 2010
25 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
La peor película de los hermanos Coen y la primera decepción cinematográfica del año del estreno de esta cinta. Sin duda una jarra de agua fría sobre aquellos que pensábamos que volveríamos a encontrarnos ante otro hilarante e inteligente film del director bicéfalo, que ha resultado ser, como mucho, una sólida base sobre la que se podría construir una correcta película de comedia.

Y todo se queda ahí, en lo que pudo haber sido y no fue. En no saber exprimir el personaje encarnado por Michael Stuhulbarg, que prometía grandes momentos con su interpretación, en la que encarna a un profesor judío capaz de resistir todas las desgracias personales que le vienen encima sin mostrar apenas un ápice de desesperación, lo que consigue que el que acabe desquiciado sea el espectador. Decenas de oportunidades con las que podíamos habernos desternillado con el serio profesor, tiradas a la basura, entre las que se camufla algún sonriente momento en el que podemos respirar tranquilos pensando que la situación mejorará.

Pero no es así. Larry Gopnik, que es como se llama el profesor, padre de una curiosa familia compuesta por una mujer que persigue su divorcio al confesar que le es infiel, una hija que no va a clase por estar obsesionada con la belleza de su pelo, otro hijo que fuma marihuana y un hermano chalado, se resume en un personaje completamente lineal en el que no destaca ningún sobresalto y que en todo momento se comporta del mismo modo, no dando lugar a la sorpresa.

La película comienza con una escena que cuenta una historia pasada que no guarda ninguna relación con lo que veremos a continuación, y da paso a los créditos finales de repente y sin ninguna explicación, sirviéndose de una burda escena que imagino que te deja completamente frío.

Entre tanta penumbra, algo de luz: mucho mensaje oculto, la posibilidad de identificarse con un personaje prácticamente gafado al que le sale todo mal y algunos momentos divertidos protagonizados en su mayoría por gestos y silencios.

Los hermanos Coen, quizá sintiéndose respaldados por una crítica y un público que generalmente siempre les ha apoyado, quizá hiciesen uso de la marihuana de uno de sus personajes y dijeran: hagamos otra película. Y flotando entre los efectos de su fumada empezaron a salir escenas absurdas que después fusionaron para que tuviesen relación entre sí y, a veces, ni eso. Da la sensación de que esta vez el cine de autor ha ido tan lejos que se han pasado por el forro de los mismísimos el si esta cinta iba a gustar o no a los sufridos espectadores.
Sandro Fiorito
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