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Voto de Sandro Fiorito:
8
Thriller. Drama John es un hombre sin recursos que vive en Reno. Un día, un misterioso individuo llamado Sydney, lo invita a desayunar y le ofrece la oportunidad de ganar dinero acompañándolo por los casinos. Todo les va muy bien, pero John se enamora de una camarera que está dispuesta a hacer lo que sea por conseguir dinero. (FILMAFFINITY)
15 de junio de 2011
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que Paul Thomas Anderson (“Pozos de ambición“, 2007) es uno de los más brillantes directores contemporáneos es algo que a estas alturas ya no es un secreto. Guste más, guste menos, es capaz de ofrecer en el cine eso que tanto se demanda: nuevas ideas y nuevas formas de transmitirlas. Dirige y escribe películas cuyo argumento es habitualmente un original e intencionado enredo de ingeniosos diálogos a los que suelen acompañar la sorpresa, el humor negro y un formato absorbente, elegante, silencioso y lleno de suspense que lleva incrustado el sello personal del realizador californiano. Construyó su carrera con una sólida base que más tarde le proporcionó dos grandes películas, comenzando su andadura en esto del cine con dos cortometrajes que darían pie a sus dos primeras películas: “Cigarettes & Coffe” (1993), que más tarde se transformaría en largometraje, convirtiéndose así en la ópera prima de este director (cuyo fruto fue la obra de la que aquí hablamos: “Sidney”) y“The Dirk Diggler Story” (1988), que se convertiría en una cinta de nada menos que casi tres horas de duración en “Boogie Nights”, (1997).

Con “Sidney”, P. T. Anderson nos cuenta una historia de almas perdidas, desgraciados sin rumbo cuya máxima en la vida es la del devaneo por la misma, vagando de un lugar a otro cargados de remordimientos y de soledad. Sus personajes son tan tristes que no dudan en aliarse con cualquier desconocido para poder dar un poco de sentido a su existencia. Y así es como comienza esta historia. A las puertas de un bar, sentado en el suelo y demostrando su pésimo estado de ánimo se encuentra John (John C. Reilly), sin un dólar en el bolsillo después de haberlo perdido todo jugando al blackjack. Testigo de la citada estampa es Sydney (Philip Baker Hall), un misterioso hombre de unos sesenta años y vestido elegantemente que se acerca hasta John para ofrecerle un cigarrillo y un café. Juntos conversan acerca de sus situaciones (no sin cierta hostilidad por parte del joven ante lo incrédulo que le resulta que un desconocido se le acerque de buenas a primeras y le invite a entrar en un bar) hasta que el enigmático hombre mayor le propone que viajen juntos para ganar dinero en los casinos: la forma de hacerlo es cosa de Sydney.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sandro Fiorito
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