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Voto de Sandro Fiorito:
8
6,7
20.805
Intriga. Acción. Drama
Frank Horrigan (Clint Eastwood) es un veterano escolta, que conoció tiempos mejores cuando llegó a ser guardaespaldas del Presidente Kennedy. Muchos años después, a punto de retirarse, está atravesando una crisis profesional y personal, pero decide volver al servicio de la Casa Blanca cuando en una investigación rutinaria descubre que un psicópata llamado Mitch Leary (John Malkovich) está amenazando de muerte al Presidente de los ... [+]
17 de octubre de 2010
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Coincidiendo dos gigantes de la interpretación como Clint Eastwood y John Malkovich, cada uno metido en uno de sus roles más repetidos, era difícil imaginarse otro tipo de resultado respecto a la película citada. Más allá de su argumento, bien trabajado a pesar de su aire convencional, son los papeles de estos dos grandes actores los que hacen que se eleve el interés sobre esta cinta, gracias a la fuerza con la que ambos impulsan a sus personajes y al acierto del director, Wolfgang Petersen (“Troya”, 2004) en matizar sus detalles, consiguiendo perfilar la psicología de dos personas muy distintas que, en el fondo, guardan más similitudes de lo que realmente parece.
Estamos en el año 1993 y un veteranísimo agente del Servicio Secreto de los Estados Unidos, (un departamento que además de tener como misión la seguridad del presidente y otros miembros de la Casa Blanca, tiene competencia en investigaciones sobre falsificación de dinero a nivel federal) Frank Horrigan (Clint Eastwood) es reasignado por petición propia a una tarea que no le es para nada desconocida: la seguridad directa del presidente del país. La razón: evitar que un peligroso e inteligente ser interpretado por Malkovich, lleve a cabo su macabro objetivo de asesinar al mandatario norteamericano. Cumpliendo con los estereotipos del “buen psicópata”, su personaje no va directamente al grano, prefiriendo hacer jugar a aquellos que quieren evitar la catástrofe, mientras deleita con una personalidad arrebatadora por lo enigmático de la misma. Frank Horrigan tendrá entonces la tarea de pararle los pies, teniendo como obstáculo no sólo a la gran inteligencia del psicópata, sino también al jefe del Gabinete del Presidente y a otros agentes del Servicio Secreto, que le reprochan ciertos vicios y actitudes del pasado.
(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
Estamos en el año 1993 y un veteranísimo agente del Servicio Secreto de los Estados Unidos, (un departamento que además de tener como misión la seguridad del presidente y otros miembros de la Casa Blanca, tiene competencia en investigaciones sobre falsificación de dinero a nivel federal) Frank Horrigan (Clint Eastwood) es reasignado por petición propia a una tarea que no le es para nada desconocida: la seguridad directa del presidente del país. La razón: evitar que un peligroso e inteligente ser interpretado por Malkovich, lleve a cabo su macabro objetivo de asesinar al mandatario norteamericano. Cumpliendo con los estereotipos del “buen psicópata”, su personaje no va directamente al grano, prefiriendo hacer jugar a aquellos que quieren evitar la catástrofe, mientras deleita con una personalidad arrebatadora por lo enigmático de la misma. Frank Horrigan tendrá entonces la tarea de pararle los pies, teniendo como obstáculo no sólo a la gran inteligencia del psicópata, sino también al jefe del Gabinete del Presidente y a otros agentes del Servicio Secreto, que le reprochan ciertos vicios y actitudes del pasado.
(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
A vueltas con las menciones a los papeles de Eastwood (“Gran Torino”, 2008) y Malkovich (“Quemar después de leer”, 2008), decir que ambos están acertadísimos al exprimir sus mejores cualidades. Mientras el primero da un recital de corrección y trabajo impoluto, dejando ver al personaje frío, con oscuro pasado y métodos cuestionables en sus deberes, que acostumbra a interpretar, el segundo lleva casi al límite uno de los papeles que mejor se le dan, afilando su histrionismo y expresividad hasta un nivel que le valió tres nominaciones a mejor actor -ninguna de ellas se consumó- en los Oscar, Bafta y Globo de Oro. La dirección, con sus también nominados guión y montaje, consigue que su metraje, de más de dos horas, no decaiga en ningún momento y entretenga hasta el último minuto. No veremos un producto increíblemente novedoso ni una película que rompa moldes en Hollywood, pero asistiremos al visionado de una cinta muy bien desarrollada, seria, sin resbalones de consideración y muy buena en lo que intenta representar, consiguiendo ofrecer un cómodo thriller al estilo de una fórmula que se repetiría dos años más tarde, con “Heat” (1995), compitiendo entre sí dos tiburones del cine (en la película de Michael Mann, ya saben, los fabulosos De Niro y Pacino) dentro de un argumento muy distinto pero con unas sensaciones y un pulso que guardan muchas similitudes.
No hace falta ser un gran entendido musical para deducir durante el desarrollo de la cinta, que los compases de la banda sonora que acompañan el paso de los minutos, pertenecen a uno de los mejores compositores del mundo: Ennio Morricone. Sus características notas, a pesar de no buscar un protagonismo que sí le es concedido en otras muchas películas, dejan un agradable y preciosista aroma, que gusta de volver a ser escuchado de nuevo.
En resumen, un gran conjunto que incluye todo lo dicho en las líneas superiores, dentro de un marco clásico, con ritmo moderado y calidad estable. Una fórmula que consigue gustar. Y mucho.
No hace falta ser un gran entendido musical para deducir durante el desarrollo de la cinta, que los compases de la banda sonora que acompañan el paso de los minutos, pertenecen a uno de los mejores compositores del mundo: Ennio Morricone. Sus características notas, a pesar de no buscar un protagonismo que sí le es concedido en otras muchas películas, dejan un agradable y preciosista aroma, que gusta de volver a ser escuchado de nuevo.
En resumen, un gran conjunto que incluye todo lo dicho en las líneas superiores, dentro de un marco clásico, con ritmo moderado y calidad estable. Una fórmula que consigue gustar. Y mucho.