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Voto de Sandro Fiorito:
8
6,4
605
Western
Brad Fletcher, un tímido profesor de Historia, inicia un periodo de convalecencia en un apartado pueblo del Oeste. En el mismo lugar se presenta, conducido por el sheriff y su ayudante, Beauregard Bennet. Beauregard es un famoso asesino conocido por “Beau” y jefe de la “manada salvaje”. El forajido logra escapar y se lleva como rehén al profesor. Durante la huida da comienzo un enfrentamiento entre ambos hombres que tratan de imponer ... [+]
2 de julio de 2010
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segundo de los spaghetti-western rodados por Sergio Sollima, realizador que a pesar del poco número de películas creadas del subgénero citado, es hoy un referente de este tipo de cine tan aclamado por el público amante de esos westerns plagados de personajes sucios e inmorales y con algunas de las piezas musicales más reconocidas del género en su totalidad.
En esta historia se mezclan la buena fe, timidez, modales exquisitos y actitud caballerosa de Brad Fletcher (Gian María Volonté), un profesor de historia que deja su trabajo por problemas de salud, con la intención de vivir en un lugar tranquilo, con la salvaje y bronca actitud Beauregard Bennet (Tomas Milian), un pistolero que toma al profesor como rehén para huir del sheriff que le detuvo y así poder continuar con su plan de rehacer la cuadrilla criminal que lidera, conocida como “La manada salvaje”. A lomos de sus respectivos caballos y con el orgullo de cada uno intacto a pesar de la tensa situación que les ha tocado vivir, Brad y Beauregard intercambiarán sus puntos de vista, intentando justificar el uno al otro la filosofía que profesa, y así poderla imponer sobre las circunstancias si existe la posibilidad. Brad cree en el hombre justo, rechaza la violencia y reclama la cultura como guía para solucionar los problemas. Beauregard encarna los valores del clásico desalmado, que no duda en apretar el gatillo si con ello consigue ver cumplidos sus objetivos.
Con un argumento sólido, sorprendente y distinto a lo habitual, del que sólo puede existir discrepancia en su final, la película contiene todos los elementos de una gran cinta del spaghetti-western, pues además de contar con unas sublimes interpretaciones de dos “cracks” de la época, utiliza con acierto los compases de la música de Ennio Morricone, rompiendo la constancia de la misma durante el montaje de las escenas, en las que, como ya pasó en "El halcón y la presa", las melodías se cortan de manera drástica dejando entrever unos errores técnicos perdonables por lo magistral del conjunto de esta película. Así pues, este western no es una cinta más al uso, pues plantea un tema tan interesante como el de hacer convivir a dos almas completamente opuestas en medio de un mundo bárbaro que no encuentra la paz.
(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
En esta historia se mezclan la buena fe, timidez, modales exquisitos y actitud caballerosa de Brad Fletcher (Gian María Volonté), un profesor de historia que deja su trabajo por problemas de salud, con la intención de vivir en un lugar tranquilo, con la salvaje y bronca actitud Beauregard Bennet (Tomas Milian), un pistolero que toma al profesor como rehén para huir del sheriff que le detuvo y así poder continuar con su plan de rehacer la cuadrilla criminal que lidera, conocida como “La manada salvaje”. A lomos de sus respectivos caballos y con el orgullo de cada uno intacto a pesar de la tensa situación que les ha tocado vivir, Brad y Beauregard intercambiarán sus puntos de vista, intentando justificar el uno al otro la filosofía que profesa, y así poderla imponer sobre las circunstancias si existe la posibilidad. Brad cree en el hombre justo, rechaza la violencia y reclama la cultura como guía para solucionar los problemas. Beauregard encarna los valores del clásico desalmado, que no duda en apretar el gatillo si con ello consigue ver cumplidos sus objetivos.
Con un argumento sólido, sorprendente y distinto a lo habitual, del que sólo puede existir discrepancia en su final, la película contiene todos los elementos de una gran cinta del spaghetti-western, pues además de contar con unas sublimes interpretaciones de dos “cracks” de la época, utiliza con acierto los compases de la música de Ennio Morricone, rompiendo la constancia de la misma durante el montaje de las escenas, en las que, como ya pasó en "El halcón y la presa", las melodías se cortan de manera drástica dejando entrever unos errores técnicos perdonables por lo magistral del conjunto de esta película. Así pues, este western no es una cinta más al uso, pues plantea un tema tan interesante como el de hacer convivir a dos almas completamente opuestas en medio de un mundo bárbaro que no encuentra la paz.
(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Gian María Volonté ("Por un puñado de dólares") y Tomas Milian ("Los compañeros") realizan un trabajo espléndido, cargando a sus personajes de credibilidad y sobriedad, estilizados de una forma muy acertada por la realización. También destaca la presencia de William Berger (Oro sangriento) en el papel de Charley Siringo, un agente infiltrado de la compañía privada de policía Pinkerton, que tiene como fin hacerse con Beaugerard y todos sus secuaces, una vez éste último consiga reunirlos.
De vueltas con la mención al apartado musical, decir que es la principal otras de las excelentes piezas de Ennio Morricone, que completa una banda sonora cargada de nervio, que exalta con buena nota las escenas en las que hace presencia. Como ya se ha dicho, es una pena que sufra cortes tan sangrantes durante el montaje de las escenas, pero es sin duda una de esas piezas dignas a recordar.
De vueltas con la mención al apartado musical, decir que es la principal otras de las excelentes piezas de Ennio Morricone, que completa una banda sonora cargada de nervio, que exalta con buena nota las escenas en las que hace presencia. Como ya se ha dicho, es una pena que sufra cortes tan sangrantes durante el montaje de las escenas, pero es sin duda una de esas piezas dignas a recordar.