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España España · málaga
Voto de nachete:
4
Comedia Comedia ambientada en 1977, en la que un prestigioso autor de teatro y antifranquista (Alberto San Juan) intenta rodar un drama de denuncia social protagonizado por una folclórica de capa caída, antigua niña prodigio (Natalie Poza) y producida por un productor mentiroso y caradura (Miguel Rellán). La inexperiencia, la ambición, la falta de medios y la relación amor-odio del director con la protagonista convertirán el rodaje en una locura. (FILMAFFINITY) [+]
6 de agosto de 2007
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El diagnóstico está claro: a David Serrano se la ha ido la pelota cosa fina. Y no es culpa de los actores, sino de un guión que no sabe lo que quiere ser. ¿Puedo ser drama y comedia a la vez?, pregunta tímidamente. Hombre, pues por poder se puede, pero está complicado. Días de cine apenas hace reír como comedia, y como drama carece de lo que jamás debe carecer un drama: de personajes con alma. Normal, es harto difícil transmitir vida a un puñado de caricaturas. Es esta indefinición, esta ignota (y peligrosa) tierra de nadie que pisa David Serrano lo que acaba abocando un proyecto lleno de posibilidades hacia la orilla de lo malogrado, de lo que pudo ser y no fue. La brocha gorda y el exceso le han acabado ganado la partida a la sutileza y la inteligencia, mientras el conocimiento de causa que se le supone a Serrano parece haberse ido de vacaciones. Y es que “espesor dramático” y “comedia prosaica” son dos conceptos que sólo he visto casar (en nuestro cine) con corrección y criterio en la también meta-cinematográfica Torremolinos 73.

El caso es que su premisa argumental tiene su gracia: satirizar a costa de la integridad artística en una época en la que ésta se encuentra en peligro de extinción, básicamente por culpa de esos sujetos manipuladores que solemos llamar “productores”. Eso como idea, porque lo que acaba apareciendo en pantalla es muy diferente. Serrano se muestra tan torpe a la hora de articular los gags y tan torpe a la hora de dotar de sustancia y calado humano a sus criaturas (¿o acaso podemos tomarnos en serio al personaje interpretado por Fernando Tejero?) que sólo consigue desconcertar. ¿Qué otra cosa si no desconcierto se puede esperar de una sucesión de cambios tonales tan bruscos como los que experimenta la película? El resultado es una de las obras más fallidas de nuestro querido cine español, una anticlimática comedia bufa incapaz de arrancar más de tres carcajadas al respetable durante toda su proyección. Por suerte ya iba preparado para lo peor (Días de fútbol tenía más de cazurra que de graciosa) y apenas me he resentido de la decepción. Será que su autor aún necesita a un director experimentado que le pare los pies ante la amenaza del delirio creativo.

Lo mejor: Migue Rellán.
Lo peor: pierde el rumbo con mucha facilidad.
nachete
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