Ya no me acordaba lo que era sentir tanto odio y tanta rabia viendo una película, bueno, no me refiero a un odio por la mierda que me suelo tragar, porque ese se suele repetir a menudo.
En este caso, el director consigue, a través de esos diálogos continuos llenos de sandeces y fanatismo extremo, producir una repulsión inmensa hacia la madre, la hermana, el cura y todos en general.
Y eso es algo que se agradece. Me gusta sentir algo cuando veo cine…y esto sí que ha sido cine.

No sabía lo extremistas que son los del Opus Dei. Y que conste que no es que la película me haya servido para abrirme los ojos ni para odiar a nadie…que cada uno pierda su vida haciendo lo que quiera. Ellos rezan y yo…pierdo el tiempo, básicamente.

Pero es que me he acordado de una amiga de la universidad que era del Opus. Era bastante divertida y me caía muy bien. Pero un día estaba en el baño y recuerdo que algo me pasó…me debí tropezar, creo. Entonces dije “¡me cago en la puta virgen!” y otra amiga empezó a reírse.
El caso es que dos segundos después la chica del Opus salió de unos de los baños…nosotras ni sabíamos que estaba ahí.

Ella nunca más volvió a hablarme. Y ahora lo entiendo todo.

Así que desde aquí le digo, delante de todos, que lo siento mucho.

Y recuerda: Te mueres porque dios te quiere.