Uno de esos films, que hacen cierto el dicho popular de que " la realidad supera a la ficción", como en este caso,el de un hombre profundamente resentido con la sociedad, que se ve enterrado en vida y aún así, con determinación y paciencia consigue redimirse y encontrar su vocación. También esa fina crítica a las instituciones penitenciarias, que más que reinsertar a la sociedad a los presos, se dedica a reprimirlos con un sistema, en muchas ocasiones inhumano y atroz. El duelo interpretativo entre Burt Lancaster y Karl Malden es intenso y muy interesante, el personaje de karl Malden, que a pesar de ser un buen hombre, representa un sistema penitenciario bastante mejorable, frente a un Burt Lancaster que refleja con brillantez, la evolución de su personaje,bien secundados por unos buenos secundarios, como Thelma Ritter o Telly Savalas. La escena en la que Burt Lancaster recibe una lección de dignidad del guardia, es francamente conmovedora y la reflexión final que yo me hago es, si este señor ha demostrado con creces que se ha rehabilitado, que razón hay para tenerlo encerrado.