Sólo pasable. La verdad es que David Mamet cada vez gusta menos y deja entrever más chorizadas propias de guionistas que se inventan pasos y salidas mediocres en guiones que se le atragantan. Aquí usa la misma gilipollez que en "Casa de juegos" (USA 1987), consistente en poner a un policía abriéndose la chaqueta y dejando entrever por descuido su placa policial frente a un observador que de ninguna manera debía descubrir eso. ¿Lo hace a propósito, trata de tomarnos el pelo, se repite como un patético tipo famoso al que las musas lo han abandonado? No sé, pero esta película como otras de acción de las que ha escrito y dirigido Mamet, deja mucho que desear, impropia de un creador con gran cartel de crear maravillas. En cambio, hay que reconocer, que cuando escribe o dirige obras serias, graves, de metodología reflexiva, teatral o casi teatral, como "Oleanna", Mamet nos impacta y hace que le admiremos por su buen hacer, por su gran singularidad y valía.