Para empezar debo hacer una valoración personal de lo que representa esta película en la historia del cine. Los violentos de Kelly era una película necesaria. Por el momento en el que apareció, finales de los 60, comienzo de los 70, vietnam, Nixon, levantamiento social. Por el tema que trata, la segunda guerra mundial. Y la manera en que lo hace, con humor y con una crítica soterrada a todo lo que representa una guerra. Todo esto son detalles a tener en cuenta, al margen de que la película sea un elaborado entretenimiento con un leve toque de desenfado que te puede alegrar un mal día.
El amigo Kelly es el gran Clint Eastwood, que ya había trabajado un año antes a las órdenes de Brian G. Hutton, en El desafío de las águilas. Su personaje no dista mucho del que interpretó en las películas de Sergio Leone y precisamente por eso encaja a la perfección, pues el objetivo de este grupo de soldados no es otro que el oro de los nazis. Un poco más relajado eso sí y dejando parte del lucimiento al fantástico elenco de actores que le acompañan en esta aventura. Como es el caso del gran Telly Savalas, Gran Joe, seguido por unos cuantos que ponen el humor, como Harry Dean Stanton como secundario pero haciéndose notar, Don Rickles con un personaje memorable como es Buscavidas, al igual que el mítico hippie Oddball, interpretado por Donald Sutherland.
Un grupo de lo más variado e interesante, buscavidas en busca de un sueño en forma de lingotes de oro.
Los que han disfrutado de esta película, tienen que tener en su mente como el que aquí escribe, el magnífico comienzo con la canción Burning Bridges, mientras cruzan las líneas enemigas, la delirante reacción del general al escuchar el ataque por radio. (Si ese hombre es comandante le asciendo a coronel), y el aun más magnífico final.