No todo el cine debe ser una obra prolija de arte con afán de hacernos reflexionar bajo un sauce sobre el sentido de la vida, ya saben que los administramos Cinelocura muy comúnmente buscamos un entrenamiento ligero pero bien pensado y sobre todo algo equilibrado, simpático y honesto. Mucho de esto lo tiene Pasante de Moda, un filme que tiene la gracia y a veces el buen tino de poner sobre la mesa temas esenciales de nuestro quehacer diario, como las relaciones personales, el trabajo, el uso de la tecnología y el empoderamiento femenino, lo hace sin profundizar nada, pero lo hace con gracia y estilo, por lo que la mayoría de sus conflictos propuestos están ahí para exponer un sentir y acercarnos a la empatía, no para desarrollarlos a profundidad. Notable el dúo actoral, Robert y Ann están tiernos, sinceros y muy cómodos en su papeles. Hay secundarios que por otro lado solo existen para hacer chistes y crear situaciones sin mucha gracia pero no detestables. Nancy se muestra como una escritora con talento pero luce mejor como directora, porque hay secuencias que están muy bien resueltas desde la dirección. Pasante de Moda (que bien podría ser una secuela de El diablo viste a la moda) es un película sencilla, bien intencionada y con sus buenos momentos, es cierto que ese dramón familiar en la última media hora era más que innecesario para reforzar el carácter de nuestra protagonista, pero también es cierto que nos recuerda que la vida es eso, un recomenzar constante.