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España España · Barcelona
Voto de C Jarmusch:
7
Serie de TV. Drama Serie de TV (2019-). 2 temporadas. 16 episodios. Rue (Zendaya) es una joven de 17 años que vuelve de rehabilitación sin intención de mantenerse sobria. En una fiesta antes del comienzo del curso conoce a Jules (Hunter Schafer), una chica recién llegada a la ciudad.... Euphoria es una reflexión sobre la adolescencia a través de un grupo de estudiantes de instituto que tienen que hacer frente a temas recurrentes de su edad como las ... [+]
23 de agosto de 2019
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los primeros episodios de Euphoria (2019), nueva serie de la HBO, atrapan porque plantean problemas reales de forma inteligente y despiertan sentimientos catárticos – al ver esos ojitos del colocón que comienza, a Zendaya caminando por el techo de una fiesta desenfrenada después de una raya, ese barrio fantasmal de clase media…es posible que al espectador le resulte difícil permanecer en el sofá y no lanzarse a toda prisa en busca de unos miligramos de MDMA - . El mal en el mundo no es cosa ajena, somos nosotros.

Pero más allá de esta hybris, la serie hace un esfuerzo por contextualizar y explicar de forma crítica el desarraigo, la crueldad, el sexo deshumanizado, los problemas mentales, las adicciones y los desequilibrios de los personajes, y el trabajo final constituye una representación bastante acertada de muchos de nuestros adolescentes y de sus supuestamente buenas familias. Reconstruir hechos y comprender la historia es imprescindible allí donde las imágenes podrían fascinarnos tontamente.

Jules, la chica transexual de los mil vestidos y sombras de ojos, de citas esporádicas prácticamente cada noche, deseando vivir en la gran ciudad e incapaz de sostener una amistad duradera, describe de forma transparente cómo su vida consiste en perseguir siempre "the next level". Y Rue detalla detenidamente la liberación que experimenta cuando el fentanilo sube y por fin llegan "those two seconds of nothingness". Todos los personajes sin excepción tienen entre ceja y ceja la evasión constante y la volatilidad de sus vidas irreflexivas. Nada más que hacer en este mundo a parte de consumir cualquier cosa (ropa, fiestas, pornografía, deporte, televisión y redes sociales, placer, personas, fotografías que se olvidan, vino, drogas sintéticas...).

El tema no es flor de un día. Más allá de los tópicos sobre el absurdo que se dicen de él, Samuel Beckett ya comenzaba a escribir sobre esta nueva antropología humana en 1950. Sus Textos para nada son una sucesión de voces sin historia persiguiendo siempre algo mejor, solas y enredándose cada vez más en su patético intento de transcendencia:

"Sé de qué se trata, busco ser como el que yo busco, en mi cabeza, el que mi cabeza busca, el que impongo a mi cabeza que busque [...] Arrastrarme un instante libre en un sueño de días y de noches, soñándome yendo, estación tras estación, hacia una última, como un vivo, antes de estar, de pronto, aquí, sin memoria. Desde entonces solo imaginaciones y esperanzas de verme una historia, de haber venido de alguna parte y de poder regresar, o continuar [...] Una pregunta muda, en los ojos de un mudo, de un retrasado, que no entiende, que nada ha entendido, que se mira en el espejo, que mira hacia delante, en el desierto, los ojos desmesuradamente abiertos, suspirando […] que ya no se hable de nadie, ni de un mundo por abandonar, ni de un mundo por alcanzar, para terminar de una vez, con los mundos, con las personas, con las palabras, con la miseria."

Y nuestra Giulia Adinolfi, a finales de los años 70, seguía alertando sobre los peligros para la construcción de cualquier comunidad que suponían el vivir siempre persiguiendo "otra cosa", ser alguien nuevo de repente, cortando raíces, buscando imposibles vacíos y espejismos en el consumo. Ella, lectora de Gramsci y de Pasolini, tan mesurada y reservada como dicen los textos que se le dedicaron tras su temprana muerte, ya lo advertía como una Casandra.

Sin el trabajo arduo y aparentemente poco sexy de comenzar a organizar la vida cotidiana de un modo distinto, quedan pocas cosas. Y podemos intentar mantenernos un poquito al margen, con orgullo y de uno en uno, como cuando la adorable Billie Eilish canta "I don't need a xanny to feel better".
Pero es que a lo mejor sí que necesitamos un chute de Xanax, precisamente porque los personajes de Euphoria no son seres débiles que vivan enajenados y delirando, sino que viven la cruda realidad de nuestro mundo.
C Jarmusch
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