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Voto de Corsario Negro:
9
Intriga. Comedia. Drama Chicago, años treinta. Johnny Hooker (Redford) y Henry Gondorff (Newman) son dos timadores que deciden vengar la muerte de un viejo y querido colega, asesinado por orden de un poderoso gángster llamado Doyle Lonnegan (Shaw). Para ello urdirán un ingenioso y complicado plan con la ayuda de todos sus amigos y conocidos. (FILMAFFINITY)
11 de diciembre de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El engaño es el tropo literario fundamental: el pacto biográfico que nos permite entender la conexión entre la realidad y lo literario es, más que un elemento que le inyecta verosimilitud a cualquier relato, un engaño, una estafa vil. Los escritores, y algunos directores, son fabuladores y por tanto estafadores. Pensemos por un momento en Sherezadee, en las mil y una noches. Para ella es realmente vital narrar. Si no narra no sobrevive. Si no miente, no sobrevive.

Pero las aguas se ponen turbias cuando pensamos en El Golpe. Me hace pensar en Borges diciendo que nada está libre de engañar porque el lenguaje es, por sí solo, una metáfora de la realidad. Y la metáfora es una réplica fallida, una mentira, un fracaso.

Dentro de la película encontramos un reparto que no está independizado del espectador, no vemos un film aislado del director, sino un rompecabezas que para completarlo tienes tú que poner la última pieza. Donde tú eres la última pieza.

En El Golpe entramos en el hechizo de Redford y Newman. En el quito imposible de palacio. Luchamos contra molinos de viento. Pero ¿qué pasa entonces cuando vemos El Golpe y nos damos cuenta que dentro de la pelicula nos engañan otra vez? ¿que Roy Hill nos miente siempre en la mentira? ¿que somos engañados dos veces? Allí aparece una angustia. De pronto quedamos anulados. Eso que creímos se viene abajo, y nosotros nos vamos con eso. Caemos hacia arriba. Caemos como un paracaidista al que no se le abre el paracaidas. Y el golpe es fatal.
Corsario Negro
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