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Voto de Woker:
3
2021
Jeff Pinkner (Creador), André Nemec (Creador) ...
5,2
1.227
Serie de TV. Ciencia ficción. Aventuras. Acción
Serie live-action basada en el famoso anime "Cowboy Bebop" de Shinichirô Watanabe. Narra la historia de un anárquico grupo de cazarrecompensas que huyen de sus pasados mientras persiguen por todo el sistema solar a los criminales más peligrosos. Incluso podrían salvar el mundo... a un buen precio.
Cancelada tras su primera temporada.
Cancelada tras su primera temporada.
3 de diciembre de 2021
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Festival de cosplay digno de una convención patrocinada por AliExpress que pone en práctica la curiosa maniobra de marketing de atacar a su fandom más selecto como sistema de defensa preventiva ante las críticas adversas. Mientras en occidente se origina una guerra ideológica con Twitter como campo de batalla, en el país nipón nunca llegan a plantearse siquiera tales tonterías y reniegan categóricamente de la enésima iteración por parte de Netflix de sabotear otro de sus tesoros audiovisuales. Siendo realistas, hoy día cualquier plataforma de streaming actual vejaría de modo similar el contenido original de una obra artística para encajarlo en los imperantes intereses culturales, aquellos que insisten en adaptar toda creación a un marco histórico que no le corresponde y que por supuesto tampoco le queda bien porque en un principio no fueron concebidas con esa mentalidad que es ahora insertada por imposición corporativa. Corren malos tiempos para los amantes de obras maestras. Quizá las habríamos visto representadas de forma mucho más fidedignas de haber sido producidas una o dos décadas atrás. No obstante, esto no quita que ya se hayan dado otros casos sonados de otros animes donde los propios japoneses no consiguieron estar a la altura que se merecían cuando tocaba pasar al formato live-action: Death Note, Attack on Titan o Devilman son rotundas muestras de ello.
Cowboy Bebop es jazz que suena melancolía, cigarrillos a medio fumar, un pasado del que no se puede escapar y lidiar con la decepción de recompensas que nunca serán cobradas. Sin embargo, este Cowboy Bebop L.A. es un caso particular; pretende homenajear y tremenda fidelidad a la animación original, pero a medida que su desarrollo avanza, se toma libertades creativas muy discutibles que acaban por echar por tierra (y por espacio) sus amagos iniciales de buena fe. Unas libertades que encajan dentro de unos marcos muy específicos donde algunas bromas, parodias, sátiras o indirectas no tienen cabida en la sociedad de Demolition Man que algunos quieren. Asimismo, tampoco sería justo incluirla en la categoría de abominación porque tiene la suerte de que el listón ya estaba demasiado bajo desde hace tiempo. Y es que aquí se reúnen las bazofias atemporales de Dragon Ball: Evolution y la versión norteamericana de Death Note, entre otras lindezas.
Christopher L. Yost nos propina un escupitajo en toda la jeta a los fans que alguna vez creímos que este proyecto desembocaría en algo potable. Cuenta con la visión creativa de Shinichiro Watanabe, pero limitan tanto su participación que prácticamente es baladí. Ficha a Yoko Kanno, pero echa mano de su antología y sus nuevas canciones no tienen la calidad esperada. Absorbe por completo el foco de promoción de Netflix durante su lanzamiento y no logra posicionarse entre el top 10 de las producciones más vistas. Dispone de un presupuesto considerable que hace posible recrear la estética futurista/espacial de forma espectacular por momentos, aunque su casting ideológicamente elegido provoca una sensación de cringe extrema que saca al espectador de la inmersión, que supuestamente debía ser depresiva y solitaria, como sus protagonistas.
Carta a Hollywood: sé que me estáis leyendo, así que me dirijo a vosotros con resignación para saber el porqué de tanto afán de siempre mantener la raza caucásica a los villanos en vuestras producciones y su transformación en unos completos incompetentes que generan risa donde antes provocaban temor.
Cowboy Bebop es jazz que suena melancolía, cigarrillos a medio fumar, un pasado del que no se puede escapar y lidiar con la decepción de recompensas que nunca serán cobradas. Sin embargo, este Cowboy Bebop L.A. es un caso particular; pretende homenajear y tremenda fidelidad a la animación original, pero a medida que su desarrollo avanza, se toma libertades creativas muy discutibles que acaban por echar por tierra (y por espacio) sus amagos iniciales de buena fe. Unas libertades que encajan dentro de unos marcos muy específicos donde algunas bromas, parodias, sátiras o indirectas no tienen cabida en la sociedad de Demolition Man que algunos quieren. Asimismo, tampoco sería justo incluirla en la categoría de abominación porque tiene la suerte de que el listón ya estaba demasiado bajo desde hace tiempo. Y es que aquí se reúnen las bazofias atemporales de Dragon Ball: Evolution y la versión norteamericana de Death Note, entre otras lindezas.
Christopher L. Yost nos propina un escupitajo en toda la jeta a los fans que alguna vez creímos que este proyecto desembocaría en algo potable. Cuenta con la visión creativa de Shinichiro Watanabe, pero limitan tanto su participación que prácticamente es baladí. Ficha a Yoko Kanno, pero echa mano de su antología y sus nuevas canciones no tienen la calidad esperada. Absorbe por completo el foco de promoción de Netflix durante su lanzamiento y no logra posicionarse entre el top 10 de las producciones más vistas. Dispone de un presupuesto considerable que hace posible recrear la estética futurista/espacial de forma espectacular por momentos, aunque su casting ideológicamente elegido provoca una sensación de cringe extrema que saca al espectador de la inmersión, que supuestamente debía ser depresiva y solitaria, como sus protagonistas.
Carta a Hollywood: sé que me estáis leyendo, así que me dirijo a vosotros con resignación para saber el porqué de tanto afán de siempre mantener la raza caucásica a los villanos en vuestras producciones y su transformación en unos completos incompetentes que generan risa donde antes provocaban temor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Wokédex:
- HERstory:
El movimiento del empoderamiento femenino se expresa a través de Julia para manifestar sus dogmas. El Sindicato se convierte en Patriarcado y el triángulo amoroso que ella misma origina desemboca en tragedia porque básicamente intenta asesinar a los otros dos partícipes; a uno por tóxico y al otro por lento.
- Inclusión reforzada:
1. El sicario que antes era conocido como “Sin miedo” va ahora por ahí con el nombre de Spike Spiegel. Con el propósito de dejar atrás su turbio trabajo en el Sindicato y su apodo de canción cursi de Alex Ubago debido a diferencias irreconciliables con Vicious, quien antaño fuese su bro, decide cambiar de raza (lo que vulgarmente se conoce como un “Michael Jackson pero al revés”) además de cambiar su propia personalidad.
2. Jet Black es interpretado por Black Jet. Tiene la mala suerte de que en el futuro distópico del 2071 la sociedad ha progresado en una dirección donde los padres divorciados están obligados a mantener económicamente a la familia con la que ya no convive. Protagoniza un lastimoso capítulo en el que emula a Arnold Schwarzenegger en Un Padre en Apuros. Pertenece a la misma corriente lógica de personajes siendo interpretados por afroamericanos, como el Power Ranger negro llevando un traje de ese color. Una actuación impecable si obviamos que Barret de Final Fantasy VII nunca estuvo a bordo de la Bebop.
3. Faye Valentine es reimaginada como Gaye Valentine. Originalmente concebida de origen asiático, un rasgo que no pareció ser lo suficientemente diverso e inclusivo. Su caracterización es ahora vilipendiada por una actriz latina. Pierde todas las características que la convertían en una grandiosa femme fatale para acabar siendo simplemente fatal. Faye era una manipuladora, una mentirosa perspicaz que utiliza su sensualidad para estafar a los hombres y sacar provecho a la vez que los humillaba. Gaye es básicamente una lesbiana por mera conveniencia del guion que cada vez que interviene en escena rebuzna comentarios de la talla de caca/culo/pedo/pis y cuyo semblante de niñata amargada e insoportable atraviesa la cuarta pared y consigue transmitir incomodidad al telespectador. Dice tantos tacos que se ha asegurado un papel estelar en la futura adaptación a imagen real de South Park. Parece que se ha escapado del instituto de Rebelde Way.
4. Vicious es suplantado por Lord Farquaad, con todo lo malo que eso conlleva.
- Disonancia ludo narrativa:
Yoko Kanno, aunque sigue al mando de las composiciones musicales incluidas en este live-action, limita su enorme potencial a rescatar las míticas melodías que la encumbraron hace más de 20 años. Para colmo de males, la música está mal sincronizada con la imagen en algunas secuencias, sobre todo en los openings. La mayoría de las nuevas piezas bien podrían formar parte de un álbum de La Pegatina. Su talento parece haber alcanzado cierto estado de letargo y actualmente podría ser confundida por la hija bastarda de Nacho Cano.
Moraleja de la historia: alguien ha envenenado el abrevadero.
- HERstory:
El movimiento del empoderamiento femenino se expresa a través de Julia para manifestar sus dogmas. El Sindicato se convierte en Patriarcado y el triángulo amoroso que ella misma origina desemboca en tragedia porque básicamente intenta asesinar a los otros dos partícipes; a uno por tóxico y al otro por lento.
- Inclusión reforzada:
1. El sicario que antes era conocido como “Sin miedo” va ahora por ahí con el nombre de Spike Spiegel. Con el propósito de dejar atrás su turbio trabajo en el Sindicato y su apodo de canción cursi de Alex Ubago debido a diferencias irreconciliables con Vicious, quien antaño fuese su bro, decide cambiar de raza (lo que vulgarmente se conoce como un “Michael Jackson pero al revés”) además de cambiar su propia personalidad.
2. Jet Black es interpretado por Black Jet. Tiene la mala suerte de que en el futuro distópico del 2071 la sociedad ha progresado en una dirección donde los padres divorciados están obligados a mantener económicamente a la familia con la que ya no convive. Protagoniza un lastimoso capítulo en el que emula a Arnold Schwarzenegger en Un Padre en Apuros. Pertenece a la misma corriente lógica de personajes siendo interpretados por afroamericanos, como el Power Ranger negro llevando un traje de ese color. Una actuación impecable si obviamos que Barret de Final Fantasy VII nunca estuvo a bordo de la Bebop.
3. Faye Valentine es reimaginada como Gaye Valentine. Originalmente concebida de origen asiático, un rasgo que no pareció ser lo suficientemente diverso e inclusivo. Su caracterización es ahora vilipendiada por una actriz latina. Pierde todas las características que la convertían en una grandiosa femme fatale para acabar siendo simplemente fatal. Faye era una manipuladora, una mentirosa perspicaz que utiliza su sensualidad para estafar a los hombres y sacar provecho a la vez que los humillaba. Gaye es básicamente una lesbiana por mera conveniencia del guion que cada vez que interviene en escena rebuzna comentarios de la talla de caca/culo/pedo/pis y cuyo semblante de niñata amargada e insoportable atraviesa la cuarta pared y consigue transmitir incomodidad al telespectador. Dice tantos tacos que se ha asegurado un papel estelar en la futura adaptación a imagen real de South Park. Parece que se ha escapado del instituto de Rebelde Way.
4. Vicious es suplantado por Lord Farquaad, con todo lo malo que eso conlleva.
- Disonancia ludo narrativa:
Yoko Kanno, aunque sigue al mando de las composiciones musicales incluidas en este live-action, limita su enorme potencial a rescatar las míticas melodías que la encumbraron hace más de 20 años. Para colmo de males, la música está mal sincronizada con la imagen en algunas secuencias, sobre todo en los openings. La mayoría de las nuevas piezas bien podrían formar parte de un álbum de La Pegatina. Su talento parece haber alcanzado cierto estado de letargo y actualmente podría ser confundida por la hija bastarda de Nacho Cano.
Moraleja de la historia: alguien ha envenenado el abrevadero.