Nolan nos presenta una película de acción en esencia. No hay que buscarle mayor trascendencia ni una profundidad insondable en sus cimientos a Origen. El oficio de Di Caprio -la clave de todo- es fácil de entender, y Nolan se preocupa de dárselo mascadito al espectador desde el principio.

Pero si bien la cimentación es la de una "simple" película de acción (que para algunos quizá sea un género menor, cosa que no comparto en absoluto, ya que tiene exponentes de calidad indiscutible), los acabados de esta obra están escogidos entre los catálogos más selectos.

Aderezos de ciencia ficción impecables; acción bien medida y orquestada; efectos especiales espléndidos; un muy bien implementado toque de drama; actuaciones satisfactorias de todo el reparto, y muy buen trabajo para aquellos que pueden lucirse especialmente, como son DiCaprio y Cotillard; una excelente BSO con el toque inconfundible de Hans Zimmer, etc... y todo ello orquestado de forma soberbia por Christopher Nolan, tal como acostumbra a hacer en sus obras.

La magia del cine reside en crear historias que transporten al espectador a otros escenarios, a otros hechos, personas y lugares. Y cuanto mayor fuerza narrativa, riqueza, matices y amor por el detalle poseen esos destinos ideados por guionistas, directores, etc. mayor satisfacción dejan en el espectador.


Y Christopher Nolan se ha vuelto a sacar de la manga una historia que, al llegar los títulos de crédito, te deja satisfecho, completamente saciado; te deja lleno absolutamente. Es tal vez su obra más poderosa de todas en este sentido y hasta la fecha.

Origen es un peliculón.