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2
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37.420
Fantástico. Acción. Ciencia ficción
Ante el temor de las acciones que pueda llevar a cabo Superman, el vigilante de Gotham City aparece para poner a raya al superhéroe de Metrópolis, mientras que la opinión pública debate cuál es realmente el héroe que necesitan. El hombre de acero y Batman se sumergen en una contienda territorial, pero las cosas se complican cuando una nueva y peligrosa amenaza surge rápidamente, poniendo en jaque la existencia de la humanidad. (FILMAFFINITY) [+]
13 de mayo de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Zack Snyder, director cuya filmografía podría decirse que es un cómic constante que ha recobrado vida a través de la cámara, ha decidido que con “Batman v Superman: El amanecer de la justicia” podía dar continuación a su obra anterior, “El hombre de acero” y a su vez reiniciar una vez más la historia de Batman y así fusionar ambos personajes en un sólo filme. David S. Goyer y Chris Terrio guionizan esta continuación a partir de una historia propia tanto de Goyer como de Snyder. Todo comienza con unos títulos de crédito que son, una vez más, un reinicio para el caballero oscuro. En ellos se van intercalando dos momentos clave en la vida de Bruce Wayne [...] Estos títulos de crédito, de apenas pocos minutos, hacen creer que posiblemente estemos ante un título que intente plasmar un tono entre poético y elegante, con un montaje donde el lenguaje cinematográfico recurre a la estética y a al estilo particular del director [...]. Es en las siguientes imágenes cuando nos damos cuenta que “BvS” es una continuación de “El hombre de acero” sólo que visto desde la perspectiva de Batman, desde el lado de las víctimas ante el poder ilimitado (y destructor) de Superman. Los minutos finales de aquella película, donde el hijo de Krypton lucha contra el General Zod destruyéndolo todo a su paso, son el punto de inflexión para Gotham pues es aquí donde se sufre el mayor de los ataques. [...]
Aquí es donde se deja ver como Ben Affleck intenta demostrar de todas las formas posibles que ha sido una elección perfecta para el papel de hombre entregado a la causa. El problema radica que para su desgracia el actor nunca ha sido alguien pródigo en la materia de exponer una amalgama de sentimientos más allá de una cara de palo considerable. Un ceño fruncido demuestra furia y una cara de consternación puede llevar a la conclusión de que estamos ante una situación difícil de superar. Pero no hay variedad de registros más allá de una actuación compungida. Cierto es que Batman es un ser atormentado, duro consigo mismo y con el sistema que le rodea pero a pesar de que Affleck se esfuerza en sumo grado no hay variación con el resto de sus anteriores actuaciones. [...] Es a partir de aquí cuando iremos intercalando muchas subtramas e historias secundarias que van dando forma al guión de “BvS” [...] un auténtico galimatías espeso que sirve tan sólo para fusionar escenas sueltas y que todas juntas dan la sensación de ofrecer un producto maduro, adulto, sutil, filosófico en ciertos aspectos y con la materialización de un combate épico como guinda de un pastel demasiado abarcador y poco conciso [...].
Lo mismo sucede con los planes maquiavélicos de Lex Luthor (interpretado por un irritante in extremis Jesse Eisenberg, del cual hablaré más adelante). Es un designio tan mal orquestado, tan cargado de ínfulas fuera de lugar que todo es completamente inconexo, no hay razón lógica dentro de su interés por matar a Superman porque si había algo de posible atractivo el propio personaje, dentro de su nefasta megalomanía psicotrópica, se encarga de matar todo el tinglado. No hay por donde coger nada. [...] Lex Luthor siempre ha sido un villano con ansias de dominación, gran poder adquisitivo y cuyo rol está fuertemente arraigado en la cultura y folklore del cómic. Pero aquí, para su desgracia, han tenido el peor de los errores de casting: contar con la participación de Eisenberg. No seré yo quien diga si es un buen o mal actor pues en “La red social” (David Fincher, 2010) me pareció uno de los mayores aciertos. Pero aquí podemos ver una ampliación o traslación de aquel personaje sólo que enfundado en la piel del vástago del Luthor original pues así lo deja entrever en uno de los diálogos el propio personaje. Más allá de sus intenciones de conquista y dominación puede decirse, sin lugar a dudas, que estamos ante un personaje completamente irritante, cuya forma de ser y actuar transmite un mal estar incompatible con la captación de interés o atención del espectador [...].
Dejando a un lado la funesta elección de Eisenberg para Luthor, el guión no queda muy lejos de ser un auténtico despropósito. Si la aparición de Lane con la innecesaria historia del armamento sofisticado es un tropiezo no lo es mucho menos todo lo que concierne a los planes de Luthor por tal de acabar con Superman. Es cierto, todo lo que venga envuelto en ruido, sonido, efectos visuales y demás fuegos de artificio siempre son agradables y bien recibidos en un título con “El hombre de acero” y “El caballero oscuro” como protagonistas pero si uno repara seriamente en las razones y los resultados de ciertas acciones se dará cuenta que todo está expuesto sin razonamiento alguno o sin una cordura lógica como por ejemplo el ataque al Senado, la creación de Doomsday y su consecuente liberación, el tema del armamento antes mencionado, etc [...]. Otro de los mayores problemas con los que cuenta el acontecimiento es, quizás, el reclamo más intencionado de todos que no es otro que la batalla definitiva, la que luce en el título y que por extraño que parezca decidieron convertir el vs en una simple y llana v por miedo a que algún purista o fanático extremo viera una falta grave el considerar ya desde un principio esta película como una incitación a considerar a los dos héroes enemigos desde un principio. [...] Es cierto que una vez entramos en faena la coreografía es excelente, donde cada golpe se siente demostrando que ambos son dignos luchadores, feroces y dejando a un lado su pulcra sensación de justicia. Son bestias desatadas que sin miramiento van a acabar el uno con el otro demostrando, por extraño que parezca, que en este caso el ingenio puede contra la fuerza a tenor de cómo Superman es pasto de los gadgets letales de Batman. También ayuda mucho el diseño rústico, mecánico, casi medieval de la armadura del hombre murciélago, confiriéndole la sensación de ser una máquina letal [...].
- continúa en spoiler -
Aquí es donde se deja ver como Ben Affleck intenta demostrar de todas las formas posibles que ha sido una elección perfecta para el papel de hombre entregado a la causa. El problema radica que para su desgracia el actor nunca ha sido alguien pródigo en la materia de exponer una amalgama de sentimientos más allá de una cara de palo considerable. Un ceño fruncido demuestra furia y una cara de consternación puede llevar a la conclusión de que estamos ante una situación difícil de superar. Pero no hay variedad de registros más allá de una actuación compungida. Cierto es que Batman es un ser atormentado, duro consigo mismo y con el sistema que le rodea pero a pesar de que Affleck se esfuerza en sumo grado no hay variación con el resto de sus anteriores actuaciones. [...] Es a partir de aquí cuando iremos intercalando muchas subtramas e historias secundarias que van dando forma al guión de “BvS” [...] un auténtico galimatías espeso que sirve tan sólo para fusionar escenas sueltas y que todas juntas dan la sensación de ofrecer un producto maduro, adulto, sutil, filosófico en ciertos aspectos y con la materialización de un combate épico como guinda de un pastel demasiado abarcador y poco conciso [...].
Lo mismo sucede con los planes maquiavélicos de Lex Luthor (interpretado por un irritante in extremis Jesse Eisenberg, del cual hablaré más adelante). Es un designio tan mal orquestado, tan cargado de ínfulas fuera de lugar que todo es completamente inconexo, no hay razón lógica dentro de su interés por matar a Superman porque si había algo de posible atractivo el propio personaje, dentro de su nefasta megalomanía psicotrópica, se encarga de matar todo el tinglado. No hay por donde coger nada. [...] Lex Luthor siempre ha sido un villano con ansias de dominación, gran poder adquisitivo y cuyo rol está fuertemente arraigado en la cultura y folklore del cómic. Pero aquí, para su desgracia, han tenido el peor de los errores de casting: contar con la participación de Eisenberg. No seré yo quien diga si es un buen o mal actor pues en “La red social” (David Fincher, 2010) me pareció uno de los mayores aciertos. Pero aquí podemos ver una ampliación o traslación de aquel personaje sólo que enfundado en la piel del vástago del Luthor original pues así lo deja entrever en uno de los diálogos el propio personaje. Más allá de sus intenciones de conquista y dominación puede decirse, sin lugar a dudas, que estamos ante un personaje completamente irritante, cuya forma de ser y actuar transmite un mal estar incompatible con la captación de interés o atención del espectador [...].
Dejando a un lado la funesta elección de Eisenberg para Luthor, el guión no queda muy lejos de ser un auténtico despropósito. Si la aparición de Lane con la innecesaria historia del armamento sofisticado es un tropiezo no lo es mucho menos todo lo que concierne a los planes de Luthor por tal de acabar con Superman. Es cierto, todo lo que venga envuelto en ruido, sonido, efectos visuales y demás fuegos de artificio siempre son agradables y bien recibidos en un título con “El hombre de acero” y “El caballero oscuro” como protagonistas pero si uno repara seriamente en las razones y los resultados de ciertas acciones se dará cuenta que todo está expuesto sin razonamiento alguno o sin una cordura lógica como por ejemplo el ataque al Senado, la creación de Doomsday y su consecuente liberación, el tema del armamento antes mencionado, etc [...]. Otro de los mayores problemas con los que cuenta el acontecimiento es, quizás, el reclamo más intencionado de todos que no es otro que la batalla definitiva, la que luce en el título y que por extraño que parezca decidieron convertir el vs en una simple y llana v por miedo a que algún purista o fanático extremo viera una falta grave el considerar ya desde un principio esta película como una incitación a considerar a los dos héroes enemigos desde un principio. [...] Es cierto que una vez entramos en faena la coreografía es excelente, donde cada golpe se siente demostrando que ambos son dignos luchadores, feroces y dejando a un lado su pulcra sensación de justicia. Son bestias desatadas que sin miramiento van a acabar el uno con el otro demostrando, por extraño que parezca, que en este caso el ingenio puede contra la fuerza a tenor de cómo Superman es pasto de los gadgets letales de Batman. También ayuda mucho el diseño rústico, mecánico, casi medieval de la armadura del hombre murciélago, confiriéndole la sensación de ser una máquina letal [...].
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Claro, como hasta ese momento decisivo no hemos tenido apenas escenas de acción que puedan llamar la atención o que sean consideradas en cuenta volvemos a recurrir a algo que está sucediendo en la gran mayoría de títulos basados en cómics: dejamos toda la acción para el final [..]. Acumulación de destrozos a base de efectos especiales que no conciben otra cosa que no percibir nada más que ruido, luces y estruendoso vacío de contenido lógico. Porque aquí es donde aparecerá uno de los eternos rivales de Superman: Doomsday, creado a partir de la sangre de Luthor mezclado con el cuerpo muerto del General Zod (algo que choca precisamente con la premisa del plan de Lex cuando éste deseaba acabar con Superman por ser un extraterrestre, incongruencia en sumo grado). Una vez desatada la bestia ésta se enfrentará a tres bandas con los tres superhéroes de la función. Dejaremos a un lado el diseño del monstruo pues estamos ante otro claro ejemplo de un CGI casi indefinido que sumado a estar rodado todo de noche para poder parchear o subsanar la calidad de los propios efectos estamos, una vez más, ante una batalla campal casi indefinida, donde todo sucede en puro movimiento constante y sin dejar respirar ni un solo segundo a la propia acción. Hay tal abundancia de derrumbes, destrozos y demás que uno acaba perdiendo la vista y el norte al no saber donde fijar la atención.
¿Significa que “Batman v Superman: El amanecer de la justicia” no tiene nada salvable? En dos horas y media largas sí que puede haber algo destacable o reseñable, algo que pueda ser salvado de esta colección de despropósitos. La primera aparición de Batman, entre las sombras, donde éste tiene a un miserable atado a un radiador, marcado a fuego, literalmente, como ganado en el interior de una casa es una de las escenas logradas en cuanto a exposición y montaje, más aún cuando recuerda con agrado a las formas empleadas en ciertos aspectos a la lograda “Watchmen” [...]. También merece mi reconocimiento el enfrentamiento entre Batman y los esbirros de Luthor en la nave industrial donde se demuestra que hay un empaque y una coreografía bien trabajada, con golpes que se sienten. Aquí se plasma a un superhéroe mucho más duro y letal de lo que estábamos acostumbrados. Aparte de todo esto sumémosle los títulos de crédito del principio y la pelea entre ambos héroes para demostrar que Snyder siempre ha sido un esteta que disfruta con la estética y el lenguaje cinematográfico del propio medio [...].
Tristemente lo que aquí se expone es una ambición desmedida por parte de todo el equipo implícito ante un producto que pretende ser la panacea y la obra definitiva sobre todos los personajes expuestos. A mi modo de verlo queda muy lejos de ser un título reseñable. La sensación malsana que he padecido durante todo el visionado es estar ante una película funesta, de dirección poco atractiva, excesiva en las formas, de montaje inconcluso y demostrando que es simplemente una colección de escenas sueltas fusionadas con la intención de hacerlas pasar por una película entera. [...] Por mucho que la elegancia de una fotografía elitista pueda hacer creer que estamos ante una obra digna de encomio su envoltorio no sirve para tapar u ocultar el tamaño despropósito que ha perpetrado Zack Snyder. Deberían dejar las siguientes entregas en manos de otro director o como mínimo el guión en alguien que no quiera convertir a los superhéroes en mártires sin razón de serlo y esperpentos de sus propias desgracias. Desde luego, esto es el amanecer de la vergüenza porque justicia más bien poca por no decir nula.
Crítica completa (y más extensa) aquí: https://claquetadebitacora.wordpress.com/2016/05/13/critica-2-de-2-batman-v-superman-el-amanecer-de-la-justicia-zack-snyder-2016-heroes-ultrajados/
¿Significa que “Batman v Superman: El amanecer de la justicia” no tiene nada salvable? En dos horas y media largas sí que puede haber algo destacable o reseñable, algo que pueda ser salvado de esta colección de despropósitos. La primera aparición de Batman, entre las sombras, donde éste tiene a un miserable atado a un radiador, marcado a fuego, literalmente, como ganado en el interior de una casa es una de las escenas logradas en cuanto a exposición y montaje, más aún cuando recuerda con agrado a las formas empleadas en ciertos aspectos a la lograda “Watchmen” [...]. También merece mi reconocimiento el enfrentamiento entre Batman y los esbirros de Luthor en la nave industrial donde se demuestra que hay un empaque y una coreografía bien trabajada, con golpes que se sienten. Aquí se plasma a un superhéroe mucho más duro y letal de lo que estábamos acostumbrados. Aparte de todo esto sumémosle los títulos de crédito del principio y la pelea entre ambos héroes para demostrar que Snyder siempre ha sido un esteta que disfruta con la estética y el lenguaje cinematográfico del propio medio [...].
Tristemente lo que aquí se expone es una ambición desmedida por parte de todo el equipo implícito ante un producto que pretende ser la panacea y la obra definitiva sobre todos los personajes expuestos. A mi modo de verlo queda muy lejos de ser un título reseñable. La sensación malsana que he padecido durante todo el visionado es estar ante una película funesta, de dirección poco atractiva, excesiva en las formas, de montaje inconcluso y demostrando que es simplemente una colección de escenas sueltas fusionadas con la intención de hacerlas pasar por una película entera. [...] Por mucho que la elegancia de una fotografía elitista pueda hacer creer que estamos ante una obra digna de encomio su envoltorio no sirve para tapar u ocultar el tamaño despropósito que ha perpetrado Zack Snyder. Deberían dejar las siguientes entregas en manos de otro director o como mínimo el guión en alguien que no quiera convertir a los superhéroes en mártires sin razón de serlo y esperpentos de sus propias desgracias. Desde luego, esto es el amanecer de la vergüenza porque justicia más bien poca por no decir nula.
Crítica completa (y más extensa) aquí: https://claquetadebitacora.wordpress.com/2016/05/13/critica-2-de-2-batman-v-superman-el-amanecer-de-la-justicia-zack-snyder-2016-heroes-ultrajados/