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Voto de claquetabitacora:
3
Fantástico. Aventuras. Acción Mucho antes de ser apuñalada y vencida por Blancanieves, la malvada reina Ravenna (Theron) fue testigo de cómo su hermana Freya (Blunt) sufría una desgarradora traición y huía del reino. Freya vive desde entonces en un lejano palacio invernal, donde ha creado una legión de cazadores, pero descubre que Eric (Hemsworth) y la guerrera Sara (Chastain) han incumplido la única regla impuesta a los soldados: desterrar el amor eternamente de ... [+]
25 de junio de 2016
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Los cuentos y leyendas, sean del escritor que sean, tienen un hueco fijo y seguro en el vasto campo de Hollywood. No hay nada como una historia de princesas, aventuras, fantasía, un toque de distinción y un personaje icónico para que la maquinaria del séptimo arte, en tiempos de crisis creativa, tenga a bien proceder a transformar las páginas en celuloide. Si a eso le añadimos cierto alarde de reinventar o darle una vuelta de tuerca al producto original se dará a luz títulos tan curiosos y surrealistas como “Blancanieves y la leyenda del cazador” (Rupert Sanders, 2012). No se puede negar que como mínimo contaba con un enfoque distinto y procuraba ir un paso más allá dentro de los cánones del cuento clásico. Se despojaba de esa aura de fantasía de hadas y se hundía profundamente en la épica caballeresca, batallas campales, luchas a espada y un tono mucho más rudo que de costumbre. Se podrá decir lo que se quiera de ella pero el que esto escribe la disfrutó más de lo que cabría esperar y me encuentro entre los que la aplauden (moderadamente) [...]. Aún así una cosa es la innovación que se supone quieran impregnarle al producto y otra muy distinta el resultado en taquilla. A tenor de las cifras podemos decir que aquella película no fue un éxito apabullante que digamos sino más bien un escueto acierto demostrando de esta manera que más allá de lo llamativo del proyecto no es que fuese algo que interesara o que fuese una necesidad imperiosa en el mundo de los cuentos hechos película. Es fácil pues admitir que quien tiene la patente, por ahora, al respecto es la Disney en todo su esplendor [...].

Con un título demasiado fastuoso y un poco largo (“Las crónicas de Blancanieves: el cazador y la reina del hielo”) el primer problema que nos encontramos es que la protagonista del enunciado no aparece en ningún momento, no es parte de esta historia, ni tan siquiera para poder dar forma al guión. La razón es clara: el filme se convierte en tres cosas a la vez. Una precuela, (los primeros minutos acontecen antes de lo que sucedía en la primera entrega), una secuela (una vez finaliza la intro hacen un salto en el tiempo donde todo el tinglado sucede después de la primera parte) y un spin-off (el cazador se convierte en el protagonista de la función aunque tendrá que repartir presencia con el resto de actrices contratadas). De esta forma intentan convertir esta continuación en una especie de cómputo para convertirse en un círculo cerrado alrededor de la obra de Blancanieves pero sin contar con ella. Pero eso demuestra que estamos ante un producto indefinido, sin mucho que ofrecer dentro de los cánones del propio género y sin un alarde de ritmo pues a lo largo de todo el metraje el aburrimiento y la dejadez se hacen dueños absolutos de todo cuanto acontece [...].

Claro, es difícil hoy en día saber qué es lo que va a funcionar y más aún cuando estamos en unos tiempos donde todo está más que conocido, hay poco espacio para la innovación y se prefiere ir a tiro hecho que al menos es un camino fácil, cómodo y que suele dar dividendos fructíferos en taquilla si se tocan las teclas adecuadas. Pero el mal que acecha sobre toda la película es que hay una fuerte desidia en todo el metraje. De esta forma el mensaje principal o el trasfondo que contiene queda hundido bajo capas y capas de mucho despliegue técnico sin nada que lo haga destacable. Hay que sumarle que los guionistas juegan muy mal sus cartas, de una forma torpe y descuidada. Por ejemplo incluir entre sus protagonistas a la reina del hielo es jugar con el target principal de un éxito pasado. Saben que “Frozen: el reino de hielo” (Chris Buck, Jennifer Lee, 2013) se ha convertido en el estandarte de referencia y que cualquier cosa que haga alusión a ese título va a ser, como mínimo, un señuelo de distracción simplemente por asociación de ideas. Tengo que decir que contar con Emily Blunt como Freya, la versión oscura, adulta y retorcida de la princesa Anna es todo un alarde de riesgo pero tristemente su personaje no acaba de congeniar ni hacerse fuerte dentro del propio entramado más allá de ser un rol rencoroso que ve el amor como un elemento a erradicar [...].

En sí ese sería el mayor problema de esta película. No saber hacer hincapié o saber subrayar bien el mensaje de su propuesta. Porque todo cuanto contiene en la esencia de la historia no es una mala tesitura, desde luego que no. El hecho de querer eliminar el amor y aún así creer en él por encima de todo, luchar por él a pesar de las dificultades, el daño de las envidias y el egocentrismo por la belleza (efímera) a base de manipular, tergiversar y retorcer la realidad entre otras muchas exposiciones es algo que la película, aún a trancas y barrancas, intenta exponerlo pero tristemente el director enfoca el objetivo más en el envoltorio que en el fondo de toda cuestión y se pierde diluyéndose en un mar de planicie junto con un tono desenfocado. Pero aún hay más espacio para reseñar otro error más que garrafal pues a pesar de contar con un elenco formado por tres actrices que forman hoy la flor y nata actual no logran ser más allá de tres estereotipos poco agraciados (y no precisamente por su belleza sino por su exposición). Charlize Theron es recuperada aquí como secundaria de lujo pero al ser la única de las tres que logra saber congraciarse con el público y hacer suyo un personaje malvado y pérfido se auto proclama como vencedora absoluta (ayuda muchísimo su belleza) pero aún así su tono esperpéntico en más de una ocasión tira por tierra cualquier logro que pueda conseguir mientras que Emily Blunt, para su desgracia, no logra dar el do de pecho necesario para ser la réplica y némesis de Charlize al igual que Jessica Chastain cuenta con un rol antipático, poco agradecido y un tanto irritante ante un caudal de dureza mal entendida. En ese aspecto, Theron las supera (con muchas creces) aunque no podamos darle un premio por ello.

- continúa en spoiler -
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
claquetabitacora
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