Mala con avarícia, una mezcla entre los pulps de principios de siglo XX y la para entonces reciente Star Wars. Interpretada por una Caroline Munro con un aspecto a veces extrañamente avejentado -y eso que tenía 29-, y con una interpretación digna de ser puesta como ejemplo de lo que no hay que hacer. Escoltándola, un robot autoparódico de vergüenza ajena. Para terciar, un tipo con aspecto de hobbit con el pelo encrespado, risueño, heroico y hiperactivo. Y otro tipo pintado de verde. Por otra parte, un villano histriónico que se ríe estruendosamente mostrando toda la dentadura y que quiere gobernar el Universo, mientras hace muchos aspavientos con los brazos. Y David Hasselhoff.
Aún con eso, tiene un par de salidas visuales que me han sorprendido a pesar de ser baratas y pobrísimas (Segundo de Chomón ya hacía esos trucos allá por la Edad del Bronce) pero que hacen que llegue a las dos estrellas. No diría que hacen que valga la pena ver la película, pero una vez te has puesto, aligeran la sensación de pérdida total de tiempo.