Colorida y bien conjuntada nueva historia romántica con molde indie que pretende, por encima de sus posibilidades, colarse en el ranking de los films favoritos de alguna generación, supuestamente la juventud veinti-treintañera actual, olvidándose que compite directamente con las películas a las que imita. No es mala, no es buena, pero acaba siendo simplemente anodina. Algo así como lo que le pasó el año pasado a "HappyThankYouMorePlease" de Josh Randor.

Las virtudes y defectos de "Ruby Sparks" tienen como origen la misma persona, Zoe Kazan (que ya me llamó la atención sutilmente en "Revolutionary Road" de Sam Mendes), en sus distintos trabajos en el film. A parte de ser productora, es actriz y guionista absoluta.

Como actriz viene lo (inmensamente) positivo. Ella misma se ha dado la oportunidad de lucirse con múltiples matices y registros. Cambiará de la chica ideal a novia paranoica, pasando por mujer mansa hasta ser un ser humano indomable. Todos estos cambios de ánimo serán por culpa del personaje de Paul Dano, con un trabajo bastante sólido pero perjudicado por los matices indies de personalidad y vestuario. En general, juntos funcionan bien, pero quizás les falte algo, puede que una química realmente dependiente el uno con el otro que el relato intenta transmitir... Quizás... Son pequeñas carencias que aprecio.

Y, por otro lado, como guionista viene lo (evitablemente) malo. El puño "cool" de Kazan para escribir, pensando y repensando en lo guay que son las comedias romátincas de postal indies. Se le escapa todo a lo pretencioso por querer ser una película generacional, cundo es una hija sin originalidad que intenta imitar a sus padres. A quienes tengan muy presentes cintas como la también muy cool "(500) días juntos" de Marc Webb, la peculiar "Más extraño que la ficción" de Marc Foster o la obra maestra "¡Olvídate de mí!" de Michael Goundry, puede hasta molestarle bastante el resultado.

Ahora yo, pecando de listillo, diré que hubiera cogido el tramo final de la película (el experimento al que somete Dano a Kazan) y hubiera desarrollado la película básicamente con eso, recreándome y buscando bien profundo en la psicología de ese juego. También, olvidándome absolutamente de los personajes de Annette Bening y Antonio Banderas, que son secuencias y tiempo perdido en el film. Con esto y con un inicio bastante resumido y quitando la escena que cierra el film un servidor lo hubiera gozado.

A quienes les molesten las ñoñerias (aunque la película quiera encubrilas) les irritará en cierta manera, a quienes busquen solo una película entretenida con una, en el fondo, bonita historia de amor, seguramente les encantará.

Lo mejor: El "tour de force" interpretativo de Zoe Kazan.

Lo peor: Es demasiado (y pretenciosamente) "cool".