En el año 2007 llegaba Grindhouse, díptico formado por las películas Planet Terror de Robert Rodriguez y Death Proof de Quentin Tarantino, pretendía ser una puesta al día de las dobles sesiones de los años 70, a las que sus realizadores quisieron rendirle tributo. Decir que la apuesta no tuvo el éxito esperado en la taquilla USA, lo que provocó que para su estreno internacional ambos largometrajes se estrenaran por separado, sin mucha relevancia también.

En aquel experimento, al inicio de cada película encontrábamos trailers de algunas películas que ni se habían llegado a rodar, con directores de prestigio tras las cámaras, los trailers eran: Thanksgiving de Eli Roth, Don´t de Edgar Wrigth, Werewolf Women of the S.S. de Rob Zombie, Machete de Robert Rodriguez (que ha contado con su versión cinematográfica completa) y Hobo with a Shotgun del desconocido Jason Eisener, que ha podido llevarlo a la pantalla grande.

A diferencia de Machete que mantenía a Danny Trejo, Hobo with a Shotgun tiene cambios en el reparto respecto al trailer de Grindhouse, pues han cambiado al anónimo David Brunt por el mítico Rutger Hauer, recuperado después de mucho tiempo para un papel protagonista.

Hobo with a Shotgun no contiene cambios respecto al trailer original, un vagabundo (Hauer) se hace con una escopeta y empieza a impartir su ley en un pueblo dominado por Drake (Brian Downey), un capo que con sus dos hijos hacen reinar la violencia. El vagabundo contará con la ayuda de Abby (Molly Dunsworth), una prostituta que es atacada por uno de los hijos de Drake, desencadenante de la venganza por parte del vagabundo.

La película de Eisener encaja en la formula que propusieron Rodriguez y Tarantino en el film citado en el primer párrafo. Una serie B (incluso Z) en este caso perteneciente al cine de venganzas a lo Charles Bronson, con gran cantidad de un humor exagerado, un gore que encajaría perfectamente en cualquier película de la Troma , cantidades desmesuradas de violencia, pinceladas de sexo, una banda sonora 70´s y hasta manchas y granulado en la pantalla como si la copia estuviese defectuosa. Todo ello merito de la labor del primerizo y entusiasta Eisener, que hace de la película un sinfín de los elementos mencionados en una película que no da respiro al espectador. No hay escena donde no encontremos ríos de sangre contra la cámara, decapitaciones, o en sus pocas escenas de diálogos alguna frase lapidaria por parte de alguno de los intérpretes. Por ponerle un pero a su trabajo, habría que señalar que peca de ciertos abusos: la película es un torrente de situaciones reiterativas, es difícil impactar cuando en los primeros quince minutos de metraje has sobrepasado tanto el límite, a partir de ahí es casi imposible sorprender, aunque Hobo with a Shotgun lo consigue en más de una ocasión.

Destacar alguien de su reparto es tarea complicada, pero por otro lado no es la clase de película donde esperamos grandes interpretaciones, pese a ello cada uno de los interpretes cumple con su cometido de resultar cómico o disparatado. Al frente del reparto un excelente e iracundo Rutger Hauer, uno de esos actores que vivió sus mejores momentos en los 80 (Blade Runner, Lady Halcón, Carretera al Infierno), en los últimos tiempos ligeramente recuperado para papeles secundarios (Batman Begins), aquí se reivindica como el gran actor que siempre ha sido.

Los otros puntos fuertes son la fotografía de Karim Hussein, que destaca con el no muy actual uso del Technicolor, además de contar con una iluminación colorida y las manchas de granulado mencionadas. El otro punto que merece de destacar es la música de Adam Burke, Darius Holbert y Russ Howard III, en una partitura que encajaría perfectamente en el Malditos Bastardos de Tarantino.

Un largometraje que merece la oportunidad de ser distribuida por estos lares, aunque para ello sea necesario tener que asistir a una de esas dobles sesiones que tanto gustan a Rodriguez y Tarantino.