Following es la opera prima de Christopher Nolan, un thriller rodado en blanco y negro con solo tres intérpretes: Jeremy Theobald, Alex Haw y Lucy Russell, todos ellos sin continuidad en el mundo del cine, a excepción de breves papeles en el mismo cine de Nolan.

Este primer largometraje de Nolan ya muestra lo que veríamos en los siguientes films del director, uno de los más importantes del cine USA actual (tal vez el que más). Aquí ya se ven los saltos temporales que se verían en su posterior Memento, la confrontación entre sus dos personajes principales como en Insomnio, una trama de engaño como en El Truco Final, e incluso la curiosidad de encontrarnos el símbolo de Batman en el domicilio del protagonista.

Un escritor con voyerismo (Theobald), tiene la costumbre de perseguir a la gente, con un modus operandi que no le permite seguir dos veces a la misma persona, hasta que es pillado por Cobb (Haw), un ladrón que le enseña a introducirse en la casa de los demás y analizar sus vidas por aquello que poseen. Un día, ambos se introducen en casa de una chica (Russell), novia de un mafioso, de quien el escritor se enamora y acaba por conocer, manteniendo una turbia relación amorosa con ella.

Por supuesto no todo es tan simple como parece y tras la premisa inicial se encuentran unos personajes que no son lo que dicen ser, y una trama que solo encaja al final como si de una pieza de relojería se tratase.

Todo ello con el habitual puesta en escena de Nolan, ágil, elegante (tanto como el vestuario de todos sus films), seria (no hay sentido del humor en el cine de Nolan), con grandes diálogos y un excelente guión del mismo realizador y de Jonathan Nolan (su hermano), guión que engancha durante su escasa hora y cuarto de duración con unos personajes que resultan interesantes para el espectador, bien interpretados por sus actores pese a no ser rostros conocidos. Con una banda sonora económica, de pocos temas, minimalista y atmosférica de David Julyan (que repetiría con el director en Memento y El Truco Final), completando con ello un buen uso de cada elemento que hace que una película sea grande, teniendo en cuenta además los pocos recursos disponibles, pues el film solo contó con 6000 dólares de presupuesto, que en taquilla multiplicó por siete.

No es una obra maestra como El Caballero Oscuro u Origen, pero es otra excelente película de su director y uno de los mejores debuts de los últimos tiempos.