Ahora que se estrena La Posesión, lo nuevo de Ole Bornedal (El Vigilante Nocturno) que lleva dos semanas en el número 1 del Box Office USA, he revisionado el que es sin duda el referente de toda película sobre posesiones y exorcismos. Me refiero a El Exorcista, adaptación de una novela de William Peter Blatty inspirada en casos reales que el mismo escritor estudió. Dirigida por William Friedkin, sería en su momento un hito para el cine de terror por diversos motivos: por su descomunal éxito de taquilla, por todo lo que asustó, y el más importante, por elevar al cine de terror al status de seriedad que se merecía, pues en 1973, cuando se estrenó, el público consideraba el 'Terror' como un género menor. El Exorcista cambió eso, y también aquello de que esta clase cine no puede estar nominado a los Oscar - diez nominaciones, de las que ganó dos, el de guión adaptado para el mismo Peter Blatty, y el de efectos sonoros -.

El reparto: la nominada Ellen Burstyn (Réquiem por un Sueño), los también nominados secundarios Jason Miller y Linda Blair, Lee J. Cobb y Max Von Sydow como el exorcista.

Lo que cuenta: la historia de Regan (Blair), una cría de doce años que es poseída por el demonio y cómo su madre (Burstyn) tratará de curarla por medio de doctores primero, y por un sacerdote experto en psiquiatría que ha perdido la fe (Miller) después. Ante lo infructuoso de las labores de unos y otros, al final no les queda más remedio que pedir un exorcismo, que realizará el reputado padre Merrin (Von Sydow).

Qué decir de El Exorcista 39 años desde su estreno en 1973. Pues que su calidad e influencia sigue tan vigente hoy día como en el momento de su estreno, prueba de ello las imitaciones que nos bombardean cada año (El Exorcismo de Emily Rose, Exorcismo en Connecticut, La Maldición, The Devil Inside, El Último Exorcismo...) sin conseguir nunca acercarse al mejor film de William Friedkin, director que tenía el mismo nervio para rodar persecuciones en French Connection como para crear una ambientación opresiva y situaciones malévolas en El Exorcista.

Nominado al Oscar por su labor, Friedkin triunfa con una cinta de terror que, tratando situaciones inverosímiles, resultaba bastante real al combinar cada elemento terrorífico con una trama dramática bastante costumbrista y cercana, primero tratando de abrazar explicaciones racionales y científicas a lo que le pasa a Regan, y cuando se acaban los argumentos, tirando por lo religioso como última vía de escape. Ello es visto a través de la transformación física y mental de una Regan demonizada cada vez más violenta y turbadora en el crescendo narrativo que es El Exorcista.

Las interpretaciones siguen ese camino, el de ser verosímiles y creíbles, Burstyn como preocupada madre, Miller como torturado sacerdote, una Linda Blair que acojona con sus acciones (y con el excelente maquillaje) y un Max Von Sydow con un breve y memorable papel, el del padre Merrin, el exorcista del título (siempre a recordar su llegada a la casa con el Tubular Bells de Mike Oldfield en la banda sonora).

No es mi película de terror favorita, pero sin lugar a dudas es la película más emblemática del género. Una obra maestra.