Adaptación de una novela gráfica de Paco Roca, llevada al cine como cinta de animación dirigida por Ignacio Ferreras, realizador experto en el campo de los dibujos animados, no muy conocido en España pese a haber trabajado en series como Rugrats o largos como Asterix y los Vikingos. Arrugas es su tercera película y la primera con repercusión, llegando a ganar un par de premios Goya, el de mejor película de animación y el de mejor guión adaptado (superando a las favoritas La Piel que Habito y La Voz Dormida).

La trama sigue a Emilio (voz de Álvaro Guevara), abuelo enviado por sus hijos a un asilo de ancianos. Allí conoce a Miguel (voz de Tacho González), otro anciano que se dedica a estafar a los residentes del geriátrico, y que le introduce en ese nuevo mundo. Una vez integrado, Emilio descubre que padece Alzheimer.

Perteneciente al género dramático, Arrugas es un soplo de aire fresco dentro del cine nacional, casi siempre mal acostumbrado a cine sobre la guerra civil o a comedías tontorronas plagadas de rostros televisivos. Arrugas es la historia de lo que nos espera a muchos el día de mañana (más cómo están las cosas), pero en lugar de tirar por el sentimentalismo barato ( a lo Planta 4ª) y por la negatividad de las cosas, se encamina hacia senderos más esperanzadores.

El principal punto fuerte es el galardonado guión, centrado en la soledad de ser encerrado en un asilo contra la voluntad, y de la aparición de una enfermedad como el Alzheimer y el miedo que le provoca al protagonista. Encontramos en el mismo libreto además, gran cantidad de carismáticos personajes, los que habitan ese asilo de ancianos, cada uno con su propia subtrama por pequeña que sea, algunas cómicas, otras nostálgicas, todas ellas vitalistas, bien captadas por la dirección de un Ignacio Ferreras fiel a la fuente en que se basa.

Como largometraje de dibujos animados que es, no se ha dejado de lado los aspectos técnicos referente a la calidad de la animación, encontrando en Arrugas una en 2D simple, de colores vivos, bien trabajada, más en la línea del francés Sylvain Chomet (Bienvenidos a Belleville) que de cualquier propuesta de Walt Disney y similares.

Una película que demuestra que el cine español de dibujos animados adultos se encuentra en buena forma (como lo demuestra también Chico y Rita), mejor que el infantil donde tanto dinero se invierte y que resultados tan pobres ofrece.