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España España · Sevilla
Voto de Seldon:
4
Drama En 1956, la joven actriz Marilyn Monroe (Michelle Williams) llega a Inglaterra para protagonizar con Sir Laurence Olivier (Kenneth Branagh) la película "El príncipe y la corista". Colin Clark (Eddie Redmayne), un joven de 23 años con buenos contactos, consigue un trabajo como ayudante de producción y es testigo del choque de egos y la tensa relación entre Olivier y Marilyn durante el rodaje. (FILMAFFINITY)
22 de octubre de 2012
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1956, cuando estaba en la cima de su carrera como estrella de cine y sex-symbol, Marilyn Monroe fue a Inglaterra a rodar una comedia ligera (que por aquel entonces tenía el título de El príncipe durmiente, basada en la obra de teatro del mismo título) junto con Lawrence Olivier. Monroe era una estrella que tomaba clases de actuación y seguía el método del actor’s studio de Lee y Paula Strasberg y quiso acompañarse de todo el prestigio de mito de la actuación en cine y sobre todo en teatro, como era Lawrence Olivier. Por su parte Oliver además del prestigio que ya tenía ansiaba convertirse en una estrella popular, y además de protagonizar la película, la dirigió (no era la primera vez pero antes sólo había dirigido películas serias: tres adaptaciones de Shakespeare).
Al parecer el rodaje entre los dos fue un tanto complicado, por las inseguridades de Marilyn, y la película acabó siendo una comedia mediocre, más bien del montón: El principe y la corista (1957). Colin Clarke, por entonces ayudante de dirección, la conoció, y escribió un diario de aquel rodaje, y ahora Simon Curtis, el director, ha hecho un drama mediocre y del montón sobre aquella comedia mediocre.


No uso aquí mediocre en su sentido más peyorativo (de poco mérito) sino en el más benévolo (de calidad media).

Como biopic no pretende abarcar toda la vida de la actriz, y sólo se centra en este pequeño episodio para mostrar las inseguridades y la fragilidad de Marilyn, que al espectador no se le enseñan como los caprichos de una diva, pese a que al resto de los personajes (empezando por Lawrence Olivier) así se lo parece (ese necesitar el respaldo y la reafirmación constante, o la presencia de su profesora de interpretación Paula Strasberg, sus continuas faltas al rodaje, etc.) Al espectador lo que se le enseña es una mujer frágil, muy insegura, que se rodea de figuras protectoras, y que ya empieza a coquetear con la adicción a loas drogas disfrazadas de medicamentos.

Como ejercicio de cine dentro de cine, la verdad es que tanta recreación del back-stage no aporta gran cosa a la historia, pues curiosamente la subtrama o historia secundaria que sirve para contarnos todo esto sobre Marilyn no es esa: no se trata aquí te contar cómo se rodó El príncipe u la corista. Es el encaprichamiento que sufre Marilyn (durante el tiempo que dura el rodaje) del joven e inexperto ayudante de dirección Colin y el enamoramiento de este, pese a que se estaba trabajando a una de vestuario (Emma Watson, la Hermione de Harry Potter, que no lo hace del todo mal, la verdad).

Pese a las advertencias de otros miembros del séquito Marilyn para que no se involucre demasiado, porque le romperá el corazón (como acaba diciéndole otro personaje), Colin no puede resistirse a la fascinación de Marilyn. La verdad es que si no te acabas de creer del todo la película, cosa que me pasó a mí, lo acabas viendo de otra manera: Colin acaba actuando como el perfecto pagafantas de manual.

Hay mucho secundario bueno en esta película: Derek Jacobi, Judi Dench, Julia Ormod, incluso Kenneth Branagh interpretando a Olivier, para mi simplemente de forma correcta: me pareció exagerado nominarlo al oscar a mejor actor secundario, pero bueno. Pero quien realmente brilla en la película es Michelle Williams interpretando a Marilyn.

Michelle Williams era conocida (por lo menos por mi) por interpretar a la nueva y espectacular vecinita, que estaba cañón, de Dawson, en la serie adolescente Dawson’s Creek y por el papel muy secundario como una de las esposas de los vaqueros de BrokebackMountain (la otra era Anne Hathaway y la verdad es que la eclipsaba bastante).

Aquí no lo hace del todo mal, es más, lo hace bastante bien. Evidentemente no logra imitar al mito de Marilyn, pero tampoco creo que lo intente, más bien intenta imitar a Norma Jeane, a la persona detrás del mito, centrándose sobre todo en sus debilidades: su fragilidad, su inseguridad, etc.)


De hecho la caracterización tampoco se centra especialmente en hacerla idéntica o muy parecida a la Marilyn real, aquí no es como con Meryl Streep con sus kilos de maquillaje y laca de peluquería para convertirla en Margaret Thatcher en La dama de Hierro, pero ni falta que le hace. A mi entender es una buena idea, pues lo otro hubiese sido muy arriesgado y hubiese necesitado probablemente de una actriz mejor. Con todo, se merece la nominación al Oscar a la mejor actriz aunque también estaba cantado que no se lo iban a dar estando la dama de hierro de por medio.

Un poco como ocurría con aquella película, una vez quitas esto (la figura de la protagonista interpretando al mito que domina toda la película) queda poco, y todo lo demás se desinfla. Resumiendo, no es una película desdeñable, pero para mi gusto solamente roza el aprobado.

Más en: http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com.es/2012/10/mi-semana-con-marilyn-drama-mediocre.html
Seldon
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