Black Mirror no es una serie cuyo visionado sea una experiencia agradable, y al parecer, en la segunda temporada el creador de la serie no se ha propuesto diluir el fuerte contenido de ésta con tal de que el público pase momentos angustiantes en vez de un momento agradable.
Después de la gran impresión que dejó a su paso la primera temporada, la segunda temporada decide arrancar con un capítulo igual de retorcido que sus antecesores, pero quizás menos "impactante" que The National Athem, episodio que abrió la serie dejándonos a todos con el pulso por los cielos en sus 50 minutos de duración. La carta de presentación de esta segunda temporada es Be Rigth Back; episodio que sigue la misma linea que sus tres antecesores (recordemos que la primera temporada únicamente estuvo compuesta de 3 capítulos), transportándonos a un futuro (¿cercano?) en el que la tecnología es nuestra principal acompañante.
Si bien Black Mirror se caracteriza por ser una serie trepidante, en este capítulo se hace un lado ese vertiginoso ritmo que es sello del show, y se da paso a un capítulo con un ritmo un tanto más pesado y lento, pero que hace que nos cuestionemos qué tanto permitimos que la tecnología acceda a los eventos más personales de nuestra vida.



En Be Rigth Back se nos narra el triste duelo que tiene que atravesar Martha después de la muerte de su novio Ash, un joven adicto a las rede sociales. Sarah, una amiga de la pareja, al verla devastada la inscribe en un programa en el que es posible tener conversaciones con los difuntos. ¡Vamos¡ no exactamente con ellos, pero sí con un perfil online que se crea a partir de todos sus perfiles y conversaciones en línea, por lo que se podría decir que puede conversar con un "Ash Virtual" (macabro ¿no creen?).
De ese modo somos testigos de como Martha prefiere desahogar su dolor a través de la tecnología y no rodeándose de sus seres queridos; eso aún sin contar más circunstancias dolorosas a las cuales la protagonista se tiene que enfrentar.
De entrada, podemos afirmar que es el capítulo menos trepidante y más calmado en lo que va de la serie, y esto no tiene que ser malo, sin embargo, considero que no lograron conseguir un capítulo tan redondo como los tres anteriores. En primer lugar, en este capítulo se hace un lado la tensión para dar lugar a un guión un tanto más conmovedor que atemorizante, el problema es que prácticamente tratan de concluir el episodio con un desenlace que pretende ser trágico y en parte desconcertarte, pero se quedan lejos del impactante final que apreciamos en The National Athem oThe Entire Story Of You, en parte porque la historia a pesar de tener muy buen material no es tan arriesgada, ni logran que el público sea participe de la historia como si lo hicieron en el capítulo 1 de la temporada anterior (en ese capítulo casi sentías que eras el auditorio de un trepidante noticiero vespertino).
Algo que le resta fuerza, es que en Be Rigth Back prácticamente colocan una vitrina entre el público y los personajes principales, de modo que no se logra una verdadera conexión con ellos. Tampoco ayuda el que haya un punto en las historia que se sienta disparatado, pues si bien es cierto que la historia transcurre en un futuro cercano, cuesta creer que pueda darse una situación así en ese contexto (quizás si lo hubieran ambientado en un futuro lejano, como el capítulo de 20 Millions Of Merits hubiera funcionado mejor).