Si algo tiene de especial esta película de Jon Avnet es su magia. Es una cualidad que el cine alcanza muy raras veces. Es como si se hubiera rodado en el sitio y en momento idóneo, y por supuesto con los actores adecuados. Fabulosas las actrices: Mary-Louise Parker, Kathy Bates, Jessica Tandy y Mary Stuart Masterson. La banda sonora de Thomas Newman… una lanza benévola que te atraviesa el alma con su belleza.
Por otro lado, me gustaría hacer un comentario referido a un aspecto del cine que se queda muchas veces escondido en lo más recóndito de sus entrañas. Pocas veces se hace referencia al doblaje en las críticas de cine. Pues bien, me gustaría felicitar de todo corazón el trabajo de estos actores desconocidos, cuya interpretación en esta película roza lo sublime. Me gusta mucho ver cine en versión original, no obstante, Tomates verdes fritos no sería la misma sin estos maravillosas voces anónimas. Pienso que en los créditos deberían aparecer sus nombres.
Inolvidable.