Sentimientos opuestos inundan al espectador contemplando la obra de Denis Villeneuve, indudablemente a cada segundo te invade la irresistible tentación de comparar este magnífico trabajo con su premisa original, y es labor imposible, BLADE RUNNER situó la ciencia ficción en un punto inalcanzable, ese punto inalcanzable que solo tienen los sueños, ese toque milagroso que pertenece solo a algunos títulos elegidos por el dedo de Dios y que, difícilmente son imitables, y mucho menos repetibles.

No obstante, observando y analizando el contenido, resulta más que interesante lo que plantea, da respuestas consecuentes al final de su antecesora, sorpresas continuas y continuos giros de guión, amplía nuestro conocimiento de ese futuro tan gris y negro que tan grabado a fuego quedó en nuestras retinas y sobre todo, muestra un respeto casi aterrador en su estética, en su ambientación, en su ritmo y tempo, todo ello enmarcado en un magnífico y mimado trabajo técnico (algo raro tendría que pasar para que Roger Deakins no consiga, por fin, su primer Óscar como director de fotografía, de no ser así, sería una injusticia), afortunadamente la dirección del film emana un absoluto y profundo AMOR y respeto al trabajo de Ridley Scott, apostaría que de haber caído en otras manos, el desastre sería antológico y quizá no se salvaría de la quema, REITERO, ese ENORME respeto por la obra maestra Scott ha resultado clave en la buena factura de la película, sin duda, de lo mejor en lo que va de año y una sorpresa cinematográfica estimulante, sin concesiones a la especulación sobre su calidad.Curioso, resulta mejor cuanto más se aproxima a su premisa, y esto, ha sabido manejarlo con habilidad, INTELIGENTE...

Un aviso, son 2 horas con 45 minutos de ritmo pausado, de belleza pictórica y poética, al igual que su antecesora, no es esta una película de acción al uso (aunque no le faltan atisbos de ferocidad y efectividad en este apartado), su duración no cansa, descansa, pero no es esta una delicia para todos los paladares, los fans incondicionales de la obra maestra, disfrutarán, encontraran su oasis anhelado, les convencerá, a los que desconocen la historia (se recomienda, como no, visualizar su antecesora), sucumbirán al ambiente, elegantemente recreado, a su escenografía icónica, a su magnífica Banda Sonora (cercana y efectíva a la Obra Maestra de Vangelis), es este, en definitiva, un efecto de prolongación de ese mundo futuro distópico creado y recreado por un equipo creativo que allá por 1982 dejó al Universo boquiabierto por su visionaria (y quizá incomprendida) propuesta, resultando con el paso del tiempo una película clave en su género, una título que ha marcado varias generaciones, un papiro en el que más de uno firmaría con sangre un pacto con cualquier señor oscuro por volver a nacer y dirigir aquella maravilla y ver su nombre en los títulos finales...y ver a Deckard alejarse con Rachel hacia su destino.

Una continuación de calidad, un regalo para el alma para los que amamos la obra de Scott. Buen trabajo.
Saludos.