Para aquellos que no lo sepan, el "J-Horror" o "Kaidan Eiga" es un subgénero del cine de terror cuyo denominador común es el origen de todas ellas, de Japón, y cuyos elementos están relacionados con lo sobrenatural, sobre todo, con la temática de los fantasmas. Japón es una país inundado de leyendas sobre espíritus, exorcistas, almas, fantasmas, etc., las cuáles son bien respetadas por los japoneses. Es un país muy creyente y se le tiene gran respeto a las almas de las personas que han muerto, sean allegadas o no, incluso son capaces de dividir a los fantasmas en grupos (ellos los llaman "Yurei"), y nos podemos encontrar con Onryo y Zashiki-warashi (son los protagonistas de las películas de "Ju-On"), Goryo (fantasmas vengativos), Ubume (fantasmas de madres que vuelve del purgatorio para cuidar a sus hijos pequeños). También tenemos a los Yokai, que son espíritus malignos o entidades demoníacas que están individualizados y definidos según sus características como el Oni (un pseudo-ogro), el Kitsune (una suerte de zorro travieso e inteligente), la Yuki-onna (la fantasma del invierno o de las nieves) o la más conocida, la Kuchisake-onna (la mujer de la boca cortada).
Las leyendas que rodean el Bosque de Aokigahara son innumerables y muy interesantes, incluso algunas de ellas muy inquietantes. Los japoneses tienen al bosque de Aokigahara como el refugio de almas tristes de personas que querían acabar con la desesperación e inquietud de sus deprimidas vidas.
¿A qué es muy interesante todo lo que acabo de contar? Pues los americanos pisotean toda esas maravillosas historias de la mitología japonesa, la despedazan, la moldean y la convierten en una mierda como una catedral.
Este intento de película nace en un año en el que el cine de terror está copando las carteleras semana si semana también, por lo que quedó emergida en un mar de grandes títulos, pero no ha sido así en absoluto.
El fallo garrafal de esta película está clarísimo y es en el guión. Un guión muy poco profesional, como muchos clichés y que las escenas de tensión se resumen en cuatro suertes de sustos repartidos a lo largo de la más de hora y media larguísima que dura la película (a los veinte minutos estaba deseando que fuese un corto o mediometraje). El guión no ha sabido alimentarse de la gran temática que supone la película, no ha sabido acercarse al thriller o terror psicológico característico del J-Horror, aunque bien es cierto que no era su intención, más bien era acercarse a una película comercial de terror que vendiera entradas con un tráiler que narraba el 90% de la película. El guión se denota torpe en su planteamiento y eso es observable tal como se va desarrollando, aunque es bien llevado el elemento de las alucinaciones que sufre la protagonista y su desarrollo, pero salvar una parte del contenido del argumento no protege en absoluto a la totalidad del continente.
La película, además, es soporífera. Parca en detalles que podían adornar la pobreza del guión y del contenido de este, sin ningún afluente que podría haber hecho más complejo y trabajado el resultado final de la película. Es que ni Natalie Dormer se salva, haciendo el papel de una persona o de una tabla de planchar, porque no es capaz de esbozar ni un gesto con la cara. Y ya no digamos el chulobares que parece bueno, luego malo, luego bueno otra vez, luego regular, luego no sabemos qué.
En fin, título prescindible, aburrido y que no va a ningún lado. Desaprovecha la temática sobre el bosque de Aokigahara y espero que un buen director, de cine americano o J-Horror elimine de nuestras mentes esta cinta.

Nota final: 3/10