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España España · Sevilla
Voto de Julito91:
7
Terror. Drama Megan Stewart (Rachel Quinn) es la clásica adolescente muy popular en su instituto que paga un alto precio para poder ser la más admirada. Tiene problemas en casa, los chicos la tratan como un objeto sexual y sus amigos acuden a ella para ir a fiestas. Todos, excepto Amy (Amber Perkins), su mejor amiga, a quien cuida y protege. Ella es todo lo contrario y, por ello, no gozará de la simpatía del resto. Su mundo cambiará cuando Megan ... [+]
23 de mayo de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, lo sabemos, el subgénero found footage o metraje encontrado no ha aportado grandes títulos al cine de terror,  aunque sí que lo revolucionó, volviendo a llamar la atención al público el género y siempre nos podemos topar con alguna cinta interesante y desconocida, como es el caso.

Desde que la saga Paranormal Activity apareció en nuestras vidas allá por el 2007, muchos directores se quisieron subir al carro de este tipo de formato de cine de terror haciendo puras fotocopias del film de Oren Peli, por lo que quedó una serie de películas idénticas una de la otra, desgastando, así, esta técnica de cine. Pero siempre hay alguien que no se queda con lo básico, e intenta darle una vuelta de tuerca a lo que ya existía, como hizo el estadounidense Michael Goi en su ópera prima, Megan is missing, incluyendo el método screenlife, o lo que es lo mismo, metraje encontrado grabado con una webcam que graba lo que le sucede a los protagonistas mientras hacen uso de su ordenador, método que también podemos ver en cintas como Eliminado o, más recientemente, Searching.

Pero no es esta técnica la que hace que esta película tenga particular interés, sino su trama que va ascendiendo desde el thriller de sobremesa hasta el terror más espeluznante, el terror real que podemos vivir nosotros en primera persona. Megan es la chica popular del instituto, usada por todos para distintos fines, menos por Amy, su mejor amiga, que mantendrán una simple y verdadera relación de amistad sin conveniencias. A través de las pantallas de sus ordenadores, podemos ver como la candidez de Amy cohesiona perfectamente con la locura adolescente de Megan y este es el primer elemento que podemos observar en la película y el punto de origen de la trama: Amy siempre será para Megan la voz de su conciencia, pero siempre caerá en la tentación de cometer un acto de rebeldía adolescente dejándose llevar por lo que le pidan los demás. Aquí parte el grueso de la trama, cuando nuestra alocada protagonista conoce a Josh por internet, un supuesto chico que quiere tener una cita con ella, y que confía en él por una foto que le manda una de esas falsas amigas, ya que el desconocido no muestra el rostro en ningún momento. Tras el encuentro con el chico, Megan desaparece, y Amy desconfía de Josh, presumiendo haber sido su amiga secuestrada por él.

Con esta trama más cercana a un telefilm o a una película de adolescentes en plena efervescencia hormonal, se esconde un guión simple pero muy efectivo. El director estadounidense nos sobrecoge con una historia sin artificios, sin banda sonora y sin más efectos que la narración de la desaparición de una chica contada a través de imágenes y vídeos de archivo, un metraje que engancha desde el primer minuto y que genera tensión desde el punto de inflexión de la trama. Pese al halo de moralina que tiene la cinta, que para nada es su leitmotiv pero es uno de los puntos que desarrolla la película, mostrando los peligros que tiene la nueva forma de socializar a través de internet, con un tramo casi pedagógico, tiene un tercer acto simplemente brutal, con una serie de imágenes impactantes que ponen los pelos de puntas, con unos veinte últimos minutos que se os quedará en la retina para siempre, sin dejar de lado la crítica brutal al tratamiento por las noticias o programas de televisión americanas a este tipo de sucesos, todos buenos motivos para darle una oportunidad a esta película.

Recalcar que parte del encanto que emana esta película reside en la naturalidad de los actores, en concreto sus dos protagonistas, Amber Perkins en el papel de Amy y Rachel Quinn en el de Megan que, como curiosidad, no han vuelto a hacer nada más relevante pese al gran trabajo que hacen ambas en este caso. Ello hace que le otorgue bastante realidad a la cinta aunque los hechos que se relatan son ficticios pese a que la película rece que está basada en hechos reales, sólo que el director quiso reflejar como se produce este tipos de crímenes que tristemente se dan con asiduidad en todo el mundo.

No tengáis jamás prejuicios sobre los distintos títulos found footage que os podáis encontrar, siempre hay películas realizadas a través de esta técnica que os pueda sorprender, crear tensión y producir verdadero terror, como es el caso de esta película que no os podéis perder.
Julito91
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